La cantante de Miranda! debuta como actriz de cine, mientras que el actor es también director y guionista de este filme que se estrena el próximo 7 de noviembre.
Lo primero que se ve es David, su corpulencia semidesnuda y su desesperación ante un amor que ya no es ni será. Después, va arrastrando una valija por una playa italiana mientras en la otra mano se cargó dos cepillos de dientes, el suyo y el de su ex. Un rato más tarde, ingiere una pastilla para dormir antes de abordar un vuelo hacia Buenos Aires, la ciudad a la que pertenece pero a la que está volviendo porque su tío acaba de morir y su papá está en eso. Pero el problema que tiene ahora es que el viaje se demora y él se queda dormido en la espera. Mientras se ocupa de lo importante, también intenta aprender a manejar y busca de manera absurda el amor en cualquier otro hombre. Entre la vida, la muerte y el patetismo va pendulando Los domingos mueren más personas, segunda película de Iair Said como director, aunque también la dirige y la protagoniza. Se estrena el próximo jueves 7 de noviembre.
En su hogar a David lo esperan su familia judía compuesta por su hermana Elisa (interpretada por Juliana Gattas, cantante de Miranda!, en su debut como actriz de cine), su mamá (Rita Cortese, cero ídishe mame, tal como dicta el trillado estereotipo), su tía (la chilena Antonia Zegers), el funeral de su tío y la cama de hospital en la que su papá está en coma pero él evita visitar a toda costa.
“Cuando se muere alguien en un hospital hay que correrlo para que venga otra persona. Es muy fría la relación con la muerte, es muy burocrática en lo real”, asegura Iair Said
“Escribí esta película cuando estaba atravesando un momento de duelo bastante parecido a este, entonces conocía muy bien el estado anímico, que era como vivir estando angustiado. En ese sentido, es lo que siempre hablé con Rita, con Juliana, con Antonia, de lo que yo quería transmitir, que era estar atravesando un momento de duelo mientras tenés que seguir festejando una fiesta”.
“Mi papá atravesó una enfermedad y yo escribí la película antes de que muriera. Pero estuvo enfermo mucho tiempo, con otra enfermedad, nada que ver a lo que se ve en la película. Pero sí, era como tener que vivir doliendo, iba a un recital y me dolía el alma. Iba a trabajar y me dolía. Es algo que pasa siempre con las muertes. ‘Bueno, se murió tal, pero hay que ir al banco’. Y hay que seguir y es terrible”, revela y recuerda una anécdota del día en que finalmente falleció su padre.
“El día que murió mi papá yo me bajé de un avión, porque estaba de viaje. Volvía de Punta del Este para acá y yo no sabía que mi viejo se había muerto. Cuando llegué había una fila terrible en Aeroparque, terrible, nunca vi algo así. Y agarré a un pibe que se ve que era su primer día y le dije: ‘Necesito pasar ya porque mi papá está internado’. Me llevó a una oficinita y le dice a su jefa: ‘Él necesita pasar porque está con un tema’. Y la jefa le dice: ‘¿Y para esto me lo traes?’. Todos se ponen a discutir mientras yo estaba pensando en que mi papá se estaba muriendo. Después me hacen pasar por el lugar de discapacitados. Cuando paso con el DNI, la señora me dice: ‘Usted no es discapacitado, no puede pasar por acá’. Y yo le empecé a gritar a la mina. Todo eso mientras estaba con la cabeza en otro lado, pero tenía que resolverlo para que me dejaran pasar a la Argentina. Con esto quiero decir que el dolor está muy presente todo el tiempo y que cuando tenés que volver a trabajar, volver a vivir o llevar a los pibes al colegio, te atraviesa ese dolor que es incomparable con otros”, agrega.
“Escribí esta película cuando estaba atravesando un momento de duelo”, dice Iair Said, director, guionista y protagonista de Los domingos mueren más personas
A su lado, Juliana acota: “Y todo eso no está retratado. Cuando pasan esas cosas en el cine, el protagonista se tira en la cama a llorar dos semanas. ¿Quién tiene ese lujo de deprimirse así? ¡Sólo en Hollywood! Lo real es esto, que no te dejen pasar. Se muere alguien y sigue la vida, no te dejan pasar, te humillan…”. “O cuando se muere alguien en un hospital hay que correrlo para que venga otra persona. Es muy fría la relación con la muerte, es muy burocrática en lo real”, redondea Iair.
—Juli, si bien actuaste en muchos videoclips, es la primera vez que lo hacés con texto. ¿Cómo viviste esa transformación?
Juliana Gattas: —Muy bien, contenta. La videografía de Miranda! me dio bastantes indicios de que me gustaba mucho actuar. Casi siempre veo a los músicos sufrir los vídeos y yo me daba cuenta de que a mí me gustaba un montón. No me molestaba el horario, me gusta ver cómo montan las maquilladoras, ver todo lo que usan los peinadores, la iluminación… Toda esa fantasía del cine está un poco en los clips, aunque de otra manera. Pero me gustaba, me atrapaba mucho. Mi participación en el rodaje fue de un mes, que me lo reservé entero para dedicarme, pero la previa de preparar el personaje fue indefinida, porque al ser amiga de Iair él me iba mostrando el guion, lo leíamos juntos desde el día en que se le ocurrió que yo podía hacer de su hermana. Fue todo bastante lúdico, pero bastante en serio. Por ejemplo, en trabajar en la economía de gestos. Porque yo vengo acostumbrada a un contexto en el que se me tiene que ver desde muy lejos, entonces venía manejando otro histrionismo.
Juliana Gattas: “Lo que a mí más me gusta es que la película habla de demostrar lo más patético que somos, lo más normales que somos, lo aburrido que somos. Y eso a mí me seduce. Me identifica”
—¿Y cómo fue dirigirla, Iair?
Iair Said: —Fue muy fácil porque nos conocíamos mucho y tengo la tranquilidad de que le puedo decir cualquier cosa, siempre con respeto, y que ella va a entender lo que le estoy diciendo. Yo vi en ella algo que le conozco como amigo, que tiene mucha inteligencia, mucha sensibilidad. Entiende mucho, es sobreentendida, entonces yo sabía que ella me iba a interpretar lo que yo quería y que lo iba a poder hacer, que lo iba a desear hacer. Y además había cierto parecido físico, o vincular, que para mí estaba bueno, que un poco nos parecemos.
Juliana Gattas: —En la línea de los ojos, ¿viste?
Iair Said: —Sí. Hay algo que me gusta de Juliana en el escenario… Yo no soy muy fan de Miranda!, me encanta verla a ella, que es mi amiga, pero no es que los seguía. Y ahora, que voy entendiendo con el tiempo, cuando la veo bailar, veo que tiene unas morisquetas que son muy parecidas a actuar, que tienen que ver con estar en el aquí y ahora y moverse de una manera extraña todo el tiempo. No es que tiene algo predeterminado. Eso es muy de improvisar. Y hay algo en la actuación que es eso, que es estar muy vivo. Yo le vi eso, ella tiene espontaneidad, y eso en la actuación es muy bienvenido. Por eso me fue muy fácil trabajar con ella. Y aparte ella tiene una mirada muy cinematográfica.
Juliana Gattas: —Yo agarré viaje enseguida, le dije que sí antes de leer el guion. Después lo leí y me busqué todas las partes que tenía que decir con una ilusión tremenda. Me lo comí el guion, y lloré cuando lo leía porque entendí la historia, entendí la identificación de Iair por conocerlo y saber de su vida, en muchas partes del guion. Es una peli muy tierna, muy graciosa, tiene cosas muy tristes, pero lo que a mí más me gusta es que habla de demostrar lo más patético que somos, lo más normales que somos, lo aburrido que somos. Y eso a mí me seduce. Me identifica y me seduce. Lo mismo me pasa con las canciones. Cuando alguien se anima a contar una miseria, enseguida yo me siento representada y acompañada y la quiero escuchar todo el día y siento que habla de mí. Esto me pasa con la película.
Juliana Gattas, cantante de Miranda! debuta como actriz en Los domingos mueren más personas
—¿Cómo fue que construiste el patetismo de David?
Iair Said: —No me costó tanto (se ríe). Creo que lo que tiene lo gracioso, lo patético y las miserias es dejarlas fluir. No es difícil sacarlas porque las tenemos. El tema está en que le ponemos barreras al patetismo, porque tratamos de ser gente no patética. Pero si las dejamos fluir, aparecen. Entonces a este pibe le saqué los filtros, digamos.
—Sí, justamente vivimos una era muy Instagram y el cine actual se contagia un poco de eso, tratando de embellecer todo el tiempo y poniéndole filtros a las cosas.
Iair Said: —Sí, para mí eso era clave desde la primera escena. Que igual me pasó una cosa medio rara, que sabía que iba a pasar… Porque en España me decían que era muy valiente porque en la primera escena estoy medio desnudo y expongo mi cuerpo. Yo sabía que si esa primera escena la hacía un pibe que tenía abdominales, nadie le diría que era valiente. Hay una mirada sobre el cuerpo en el cine que se espera que sea de alguna manera. Que es lo que pasa en las redes sociales, en las revistas, es lo que pasa históricamente. Parecía que eso iba a cambiar en un momento, pues no. Se sigue llamando a gente más hegemónica. Y para mí era muy importante romper con eso, desde mi tipo físico hasta el tipo físico del resto de los elegidos y las elegidas, que no tuvieran operaciones, que no tuvieran maquillaje. Para mí era muy clave entender que no se trata de mostrar las imperfecciones, sino que no existe la perfección. Estamos muy acostumbrados a las correcciones, al maquillaje, al tapar, al cubrir. Y cuando se ve todo lo que se tiene que ver, eso genera rechazo. Y está bueno porque en realidad ahí lo que hay que tener es al público que le generó rechazo. No al que mostró eso. ¿Por qué te resulta desagradable ver un cuerpo gordo y no te parece desagradable ver un chabón con abdominales? Bueno, que se lo pregunten.
Iair Said sobre la actuación de Juliana Gattas: “Yo no soy muy fan de Miranda!, me encanta verla a ella, que es mi amiga. Ella tiene espontaneidad, y eso en la actuación es muy bienvenido. Por eso me fue muy fácil trabajar con ella. Y aparte ella tiene una mirada muy cinematográfica”
—¿Cómo fue poner en escena también ese costumbrismo judío, que entiendo que tiene que ver con tu vida?
Iair Said: —Me fue muy natural porque yo viví esa tradición. No me parece algo forzado ni excepcional. Antes de filmar le mandé el guion a algunas personas que me decían: “Está muy forzado el judaísmo”. ¿Qué está forzado, si yo viví eso tal cual? De hecho está bajando el tono. Por ahí hay escenas que llaman la atención, pero no son religiosas sino que tienen que ver con una tradición. Cuando vos ves una película que está la Navidad, vos no hacés una “película cristiana”. Pero estamos acostumbrados a ver películas en las que hay Navidad y no las relacionamos con la religión. El judaísmo, como la gente no está tan habituada, por ahí sorprende. Acá estamos acostumbrados un poco a la tradición judía, sin embargo se la califica mucho como una “película judía”. Y yo digo: “¿Por qué?”. Y es verdad, tiene costumbres judías, que eso es más novedoso, pero no me costaron reflejarlas porque las conozco mucho. Fue como filmar una escena de Navidad.
Iair Said junto al afiche promocional de Los domingos mueren más personas (Fotos: Gustavo Gavotti)
—El cine argentino enfrenta un momento crítico con los recortes presupuestarios al INCAA e incluso la posibilidad latente de que se cierre. ¿Tenés esperanza pese a todo para continuar tu recorrido como cineasta?
Iair Said: —No, más bien siento todo lo contrario a la esperanza en este momento. Estrenar una película ahora es una bendición. Y fue realizada gracias al aporte del Estado y a partir de ahí conseguimos financiación de otros países. Ahora tengo una carrera y voy a tener la posibilidad de poder conseguir, gracias a las películas que ya tengo hechas, acercamiento a capitales privados, pero no todos tienen los mismos derechos ni los mismos contactos que tengo yo. Entonces, la presencia del estado es necesaria para que todos puedan realizarse como directores, como cineastas, apoyando a la industria, que genera muchísimos puestos de trabajo. Es ridículo festejar el cierre de una industria o el desfinanciamiento. Hay mucha gente que le está costando muchísimo vivir, porque son los que vivían y los que trabajaban gracias a esa industria. Y el capital privado aparece cuando aparece el Estado, también. Perder esos apoyos nos va a traer muchísimos problemas y mucho más desempleo del que hay. Estamos en un momento donde seguramente la gente que no lo quiere entender no lo va a entender nunca, pero porque es una postura ideológica y un discurso miserable y mentiroso.