El presidente Javier Milei dispuso una semana de duelo nacional tras el fallecimiento del Papa Francisco, ocurrido este lunes en Roma a los 88 años. La decisión fue anticipada por el vocero presidencial Manuel Adorni, quien utilizó su cuenta oficial en la red social X para comunicar la noticia.
“Falleció el Papa Francisco, Jorge Bergoglio. Líder espiritual y guía de millones de hombres y mujeres. El Presidente de la Nación decretará siete días de duelo por el fallecimiento del Santo Padre. Q.E.P.D.”, publicó Adorni.
La medida será formalizada en el Boletín Oficial en las próximas horas. Se espera también una declaración institucional del mandatario, que en el pasado mantuvo una relación distante con el Sumo Pontífice, aunque en los últimos meses se habían manifestado gestos de acercamiento.
El protocolo vaticano tras la muerte del Papa
Con el fallecimiento de Jorge Mario Bergoglio, el Vaticano activó el protocolo conocido como “Sede Vacante”, un conjunto de procedimientos que regulan el período de transición hasta la elección de un nuevo Papa.
La primera acción fue la confirmación oficial del deceso por parte del camarlengo, quien también tiene la tarea de sellar el lugar donde ocurrió la muerte. Desde ese momento, se suspenden todas las audiencias públicas y comienza la organización del funeral, que suele celebrarse entre el cuarto y sexto día después del fallecimiento.
Durante este lapso, la administración de la Iglesia queda en manos del Colegio Cardenalicio, que convoca a todos los cardenales menores de 80 años a Roma para llevar adelante el cónclave. Allí se realiza la votación secreta en la Capilla Sixtina, hasta alcanzar una mayoría de dos tercios. El nombre del nuevo Papa se comunica a través del tradicional humo blanco.
Una vez elegido, el nuevo pontífice es proclamado y aparece en el balcón central de la Basílica de San Pedro para impartir su primera bendición Urbi et Orbi, marcando el inicio de un nuevo pontificado.
Cambios impulsados por Francisco en el protocolo funerario
Durante su papado, Francisco introdujo modificaciones en el ritual funerario que simplifican algunos aspectos tradicionales. A través de la nueva edición del Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, se establecieron cambios como:
La eliminación de los tres ataúdes tradicionales: ahora se utilizará uno solo, de madera, con revestimiento de zinc.
La constatación de la muerte se realizará en la capilla privada, no en la habitación papal.
El cuerpo será expuesto en el féretro abierto para la veneración de los fieles, sin el báculo papal.
No se realizará traslado al Palacio Apostólico: el cuerpo irá directamente a la Basílica de San Pedro.
El entierro ya no tendrá múltiples sepulturas.
Los “novendiales”, los nueve días posteriores al funeral, tendrán cuatro formularios de oración en lugar de tres.
Estos ajustes responden al deseo del propio Francisco de reducir la pompa y priorizar la sencillez en el último adiós al Papa.