Después de 21 años sin registros en el país, volvió a detectarse un brote de fiebre tifoidea en territorio argentino. La enfermedad, transmitida por consumo de agua o alimentos contaminados, afectó recientemente a varios residentes de dos edificios del barrio de Ciudadela, en el partido de Tres de Febrero, generando preocupación entre las autoridades sanitarias.
El reporte fue confirmado por el sistema nacional de vigilancia epidemiológica y se oficializó en la última edición del Boletín Epidemiológico Nacional. Cinco de los casos ya cuentan con diagnóstico confirmado mediante estudios de laboratorio que detectaron la presencia de Salmonella Typhi, la bacteria causante de esta patología.
El brote fue identificado entre el 9 de marzo y el 22 de abril, lapso durante el cual se atendieron al menos diez personas con síntomas compatibles. De acuerdo al informe oficial, la gravedad de los cuadros clínicos fue dispar: mientras algunos pacientes requirieron internación por complicaciones sistémicas, otros fueron tratados de manera ambulatoria.
Uno de los aspectos más alarmantes es la sospecha de que la enfermedad podría haber tenido consecuencias fatales. Se encuentra bajo investigación la muerte de un paciente atendido en una clínica privada de la provincia de Buenos Aires, quien falleció el 17 de abril y estaba vinculado familiarmente a dos personas contagiadas.
Síntomas y evolución
La primera persona afectada acudió a un centro de salud el 9 de marzo con fiebre alta, diarrea persistente, dolor abdominal y un cuadro de deshidratación que derivó en internación. El último caso registrado comenzó con síntomas el 20 de abril y se presentó dos días después en un hospital público de la Ciudad. Además de fiebre, el cuadro incluyó hepatoesplenomegalia (aumento del tamaño del hígado y el bazo), vómitos y náuseas.
Actualmente, cuatro pacientes continúan internados, todos evolucionando favorablemente. Los casos leves fueron tratados con antibióticos según protocolos médicos establecidos.
Posible origen del brote
Las investigaciones apuntan a un posible vínculo entre el brote y la infraestructura de agua de los edificios afectados. Uno de ellos habría sufrido un corte de agua de casi dos semanas entre fines de enero y comienzos de febrero, lo que podría haber favorecido la contaminación. Ambos inmuebles se abastecen de un mismo tanque conectado a una perforación de agua subterránea.
Ante esta hipótesis, especialistas de Bromatología, Epidemiología municipal y del Instituto Biológico de La Plata se trasladaron al lugar para inspeccionar las instalaciones, recolectar muestras de agua y alimentos, y entrevistar a vecinos y familiares de los afectados. Asimismo, se brindaron recomendaciones sanitarias para el uso seguro del agua, la higiene y la manipulación de alimentos.
Las autoridades sanitarias continúan monitoreando la situación mientras avanza la investigación, con el objetivo de prevenir nuevos casos y contener el foco infeccioso. La fiebre tifoidea, si bien poco frecuente en la actualidad, sigue siendo una enfermedad potencialmente grave, especialmente en contextos de precariedad hídrica y saneamiento deficiente.