La Pampa logró la mayor reducción de pobreza estructural del país

La evolución de las condiciones de vida en Argentina a lo largo de las últimas cuatro décadas, medida a través del indicador de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), posiciona a La Pampa como la provincia que más redujo la pobreza estructural en el país. Entre 1980 y 2022, el territorio pampeano logró una disminución del 65,1% […]

La evolución de las condiciones de vida en Argentina a lo largo de las últimas cuatro décadas, medida a través del indicador de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), posiciona a La Pampa como la provincia que más redujo la pobreza estructural en el país. Entre 1980 y 2022, el territorio pampeano logró una disminución del 65,1% en el nivel de hogares con NBI, el doble del promedio nacional.

El indicador, que se construye con base en los Censos Nacionales, contempla factores como hacinamiento, acceso a servicios básicos, asistencia escolar y calidad habitacional. A diferencia de los índices que se basan exclusivamente en ingresos, el NBI permite evaluar de forma más estable y profunda las condiciones materiales de los hogares, sin estar supeditado a la coyuntura económica.

En el análisis por etapas, La Pampa mostró un desempeño sostenido incluso en contextos económicos adversos a nivel nacional. Durante el periodo 1980-1991, la provincia ya figuraba entre las de menor pobreza estructural. En la década de los ’90, mientras el país aumentaba su pobreza por efecto de las políticas neoliberales, La Pampa logró reducirla. El mayor avance se produjo entre 2001 y 2010, con una baja del 51,4%, en el marco de un fuerte despliegue de políticas sociales impulsadas por el Estado nacional y provincial.

En la etapa más reciente (2010–2022), volvió a ocupar el primer lugar nacional, bajando del 3,8% al 2,6%. Superó así a CABA y Córdoba, y se consolidó como la provincia con menor pobreza estructural en las últimas dos décadas. Este desempeño se explica, en parte, por la continuidad de un modelo de gestión basado en el desarrollo con justicia social, la inversión sostenida en infraestructura básica y el fortalecimiento del empleo público.

Otros indicadores también refuerzan esta tendencia. La Pampa ocupa el segundo lugar en el Índice de Desarrollo Humano del PNUD, en niveles de hacinamiento crítico y en crecimiento económico relativo (PBG), con un incremento del 357% desde 1983, superando ampliamente el promedio nacional.

El autor del estudio, Roberto D. Rodríguez, exdirector de Estadística y Censos de la provincia, concluye que el caso pampeano demuestra que reducir la pobreza estructural no es una utopía, sino una decisión política. En contraposición, advierte que los gobiernos de corte liberal tienden a transferir recursos hacia los sectores más concentrados, debilitando los derechos y agravando la desigualdad. Por eso, señala, los datos censales deben ser la base para discutir políticas públicas, y no los eslóganes de campaña.