En General Rodríguez, un proyecto con raíces profundas en la agricultura consciente demuestra cómo es posible producir alimentos de alta calidad, respetando el entorno y fomentando la salud de quienes los eligen. La Choza, en un nuevo capítulo de Arraigados.
En el corazón de la provincia de Buenos Aires, donde alguna vez se extendió la estancia de Bernardo de Irigoyen, un grupo de familias ha construido un modelo de producción único: La Choza Cooperativa. Desde 2011, esta iniciativa ha dedicado su esfuerzo al desarrollo de la actividad tambera y a la fabricación de lácteos y sus derivados de forma natural y orgánica. Su visión se alinea con los principios de la agricultura que entiende la tierra como un organismo vivo, donde cada elemento interactúa en una sinergia perfecta. Recorrimos y conocimos La Choza en un nuevo capítulo de Arraigados, el ciclo de diez historias presento por Chevrolet.
Actualmente, unas 30 familias impulsan este proyecto, convencidas del valor que un enfoque de este tipo aporta no solo al suelo, sino también a la salud de quienes buscan sus productos. A bordo de la Chevrolet S10, conocimos este establecimiento agrícola que ha producido durante más de dos décadas una gran variedad de alimentos saludables, incluyendo lácteos, verduras, hierbas medicinales y plantas nativas.

Cerca del 80% de su extensión se dedica al pastoreo de vacas Jersey, clave para la producción lechera y la materia prima de su trabajo diario. La alimentación de estos animales se basa principalmente en pasto, con praderas manejadas bajo un sistema de pastoreo rotativo racional. Este método asegura un mejor aprovechamiento de las pasturas, protege la diversidad de gramíneas y leguminosas y, si el clima lo permite, garantiza forraje durante todo el año.
“El compromiso es con el ambiente por eso nuestra práctica es biodinámica y llevamos a las casas productos hechos con mucho amor y de forma natural”, sostiene María Elena Talavera, presidente de La Choza Cooperativa.
La base de la fertilidad del suelo en este lugar es el compost, elaborado con los propios recursos del campo: estiércol de las vacas, restos de cosecha y paja de las praderas. Este proceso concentra las energías de todo el establecimiento, que, tras la elaboración con preparados especiales, son devueltas a la tierra. La agricultura que practican se basa en la premisa de que la tierra, las plantas, los animales y el hombre colaboran en un organismo agrícola unificado.
Esto implica que las fuerzas presentes en las plantas y en los órganos de los animales pueden combinarse para mejorar y sanar la naturaleza a lo largo del año. No se trata solo de activar microorganismos, sino de concentrar las fuerzas vitales del suelo mediante el uso de preparados específicos que sustentan, armonizan y ordenan todas las energías que actúan en el organismo agrícola. Nutren la tierra para que ella, a su vez, nutra al mundo vegetal, y este al mundo animal y al hombre.
Con esta misma filosofía, elaboran sus productos, empleando materia prima de excelente calidad y procedencia agroecológica. Además, distribuyen una amplia variedad de alimentos saludables, fomentando un intercambio económico justo y colaborativo para todas las partes involucradas.
De esta manera, establecen lazos sólidos con clientes, proveedores e instituciones afines. En cada espacio de trabajo, buscan cuidar, respetar y valorar a todas las personas que forman parte de los procesos, tanto en el ámbito social como en el económico y cultural. La meta es que todos quienes participan en el proyecto se identifiquen con sus objetivos e ideales. Promueven un trato abierto, honesto y de apoyo mutuo con sus clientes y proveedores, buscando un diálogo consciente que fortalezca la idea de que un organismo agrícola saludable solo puede mantenerse con personas comprometidas con el cuidado del medio ambiente, tanto en sus ideas como en sus acciones.