Vecinos y vecinas de distintos barrios porteños se movilizaron este viernes a las 20 horas con cacerolazos y ruidazos para rechazar los recientes vetos del presidente Javier Milei. Las protestas se replicaron en varios puntos de la Ciudad, en lo que se perfila como el inicio de un plan de manifestaciones de alcance nacional con una gran concentración convocada para el 17 de septiembre.
Uno de los epicentros fue la esquina de Acoyte y Rivadavia, en Caballito, donde se registró la mayor concurrencia. También hubo protestas en Recoleta, Villa Urquiza, Parque Chacabuco, Almagro y Parque Patricios, según informó Ámbito. Página 12 destacó la presencia de trabajadores de la salud y la educación, además de vecinos autoconvocados que se sumaron de manera espontánea.
El trasfondo de los vetos
La reacción social se da tras la decisión del Ejecutivo de vetar leyes aprobadas por el Congreso, entre ellas la de financiamiento universitario y la de emergencia pediátrica. Desde el Gobierno argumentan que estas medidas buscan mantener la política de “déficit cero” y la consistencia fiscal, mientras que sectores opositores, gremios y referentes sociales advierten que se trata de una muestra de insensibilidad frente a derechos básicos.
La ley de financiamiento universitario, ya rechazada por Milei en 2024, proponía recomponer los presupuestos con base en la inflación acumulada, establecer actualizaciones periódicas y mejorar los salarios de docentes y nodocentes. En tanto, la ley de emergencia pediátrica contemplaba refuerzos para el Hospital Garrahan y otros centros, con aumentos salariales y fondos extraordinarios para insumos.
Malestar creciente
El veto presidencial volvió a tensar la relación con universidades públicas y generó un fuerte rechazo en el ámbito sanitario. Para gremios y asociaciones médicas, la negativa implica un riesgo de desfinanciamiento en la atención de niñas y niños.
Las protestas de este viernes, con cacerolazos y ruidazos, expresan un malestar social en aumento. La posibilidad de revertir los vetos en el Congreso requerirá dos tercios de los votos en ambas cámaras, escenario complejo que anticipa semanas de debate intenso. Mientras tanto, universidades, sindicatos y movimientos sociales insisten en que la defensa de la educación y la salud infantil debe convertirse en una prioridad nacional.