La nueva quinua que amplía horizontes, combinando historia ancestral con innovación científica

Tras 12 años de investigación, el INTA San Juan desarrolló el cultivar Morrillos, de gran adaptabilidad, resistencia a sequías y rendimientos de hasta 2000 kilos por hectárea. Su ciclo corto permite dos cosechas anuales y abre oportunidades para diversificar la agricultura. El campo argentino suma una nueva herramienta para diversificar su producción. Investigadores del Instituto Nacional…

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Tras 12 años de investigación, el INTA San Juan desarrolló el cultivar Morrillos, de gran adaptabilidad, resistencia a sequías y rendimientos de hasta 2000 kilos por hectárea. Su ciclo corto permite dos cosechas anuales y abre oportunidades para diversificar la agricultura.

El campo argentino suma una nueva herramienta para diversificar su producción.

Investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) San Juan presentaron la variedad de quinua Morrillos INTA, un desarrollo que promete expandir la frontera de este cultivo ancestral en el país.

La investigación, que demandó más de una década de trabajo en mejoramiento genético, resultó en un cultivar con notables ventajas: elevada adaptabilidad, alto potencial de rendimiento y aptitud tanto para la industria como para el consumo humano.

El logro no es menor. Desde 2013, el INTA había comenzado a trabajar en la reintroducción de la quinua en San Juan, como respuesta a la baja rentabilidad de los cultivos tradicionales.

Tras años de ensayos en campo, análisis de datos y evaluaciones bajo condiciones agroclimáticas locales, los investigadores lograron registrar esta nueva variedad, que se convierte en la segunda oficialmente reconocida en la Argentina.

Con un ciclo corto, permite obtener hasta dos cosechas anuales en condiciones locales. (Foto: INTA).
Con un ciclo corto, permite obtener hasta dos cosechas anuales en condiciones locales. (Foto: INTA).

Un desarrollo con sello sanjuanino que busca fortalecer la economía regional

Según explicó Lucas Francisco Guillén, de la Agencia de Extensión Rural Calingasta, la novedad de Morrillos INTA está en su versatilidad. “Es una variedad mucho más adaptable a diferentes condiciones de cultivo y suelos. Además, su rendimiento supera al de semillas similares, con potencial de hasta 2000 kilos por hectárea”, señaló.

La capacidad de adaptarse a distintos escenarios agroclimáticos le confiere un valor estratégico. En San Juan, donde fue diseñada, su ciclo corto permite incluso alcanzar dos cosechas anuales, una en primavera y otra en otoño. Esa característica multiplica las posibilidades productivas y genera expectativas en los productores locales.

A su vez, los ensayos realizados en otras provincias muestran resultados alentadores, lo que abre la puerta a una expansión del cultivo en diversas regiones del país.

Otro aspecto destacado es su tolerancia natural a factores adversos, común a las quinuas: puede resistir sequías, heladas y suelos salinos, condiciones que suelen limitar otros cultivos. Esto amplía el abanico de zonas donde puede implantarse con éxito. Además, su grano posee aptitud para múltiples usos: desde harinas y bebidas proteicas hasta su consumo directo, una vez desaponificado.

El componente nutricional también suma atractivo. La quinua es considerada un “superalimento” por su aporte de proteínas, fibra y minerales, lo que la convierte en un cultivo con demanda creciente en mercados internacionales. En este sentido, Guillén remarcó que la variedad no solo fortalece la producción nacional de quinua, sino que también puede contribuir al desarrollo regional, al abrir nuevas oportunidades de agregado de valor y generación de empleo.

El INTA trabajó durante 12 años en el mejoramiento genético que dio origen a este nuevo cultivar.(Foto: AdobeStock)
El INTA trabajó durante 12 años en el mejoramiento genético que dio origen a este nuevo cultivar.(Foto: AdobeStock)

Con Morrillos INTA, Argentina refuerza su posición en un rubro que combina historia ancestral con innovación científica. Lo que comenzó como una alternativa experimental frente a la caída de rentabilidad de otros cultivos tradicionales, hoy se transforma en una opción concreta que diversifica la oferta agrícola del país.

El desafío, ahora, será acompañar a los productores en el proceso de adopción, escalando la siembra y explorando mercados para un grano que, desde San Juan, busca proyectarse a todo el país.