El investigador de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), Rodolfo Kempf, brindó una charla en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNLPam, titulada “El renacer de la energía nuclear en el mundo. El rol de las trabajadoras y los trabajadores en contexto de crisis”. Ante una sala colmada, el especialista expuso sobre el desfinanciamiento del sector nuclear argentino y las intenciones de privatización impulsadas por la administración de Javier Milei.
“Un sector fragmentado y en retroceso”
Previo a su disertación, Kempf dialogó con Radio Noticias (FM 99.5) y advirtió sobre el estado crítico del área:
“Hoy el sistema nuclear nacional está siendo fragmentado en todo su entramado. Nuestro principal proyecto, el reactor modular CAREM, quedó paralizado, con la obra civil abandonada y los equipos dispersos”.
El investigador explicó que la construcción del CAREM, una iniciativa estratégica para el desarrollo de reactores modulares pequeños (SMR), se encontraba avanzada en un 70% antes de su interrupción.
“Para terminarlo faltaban mil millones de dólares, una cifra que el ministro Caputo se gastó en un día para frenar la brecha cambiaria. Hoy la obra está inundada y cubierta de pastizales”, lamentó.
Centrales rentables, pero en riesgo de privatización
Kempf subrayó que las centrales Atucha I, Atucha II y Embalse —operadas por Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NASA)— son altamente rentables, generando superávit de unos 200 millones de pesos anuales.
“Son superavitarias. No solo producen ganancias, sino que reinvierten parte de ellas en investigación, desarrollo y gestión de residuos radioactivos. Sin embargo, el Gobierno quiere privatizarlas por pura cerrazón ideológica y para favorecer intereses privados extranjeros”, denunció.
El investigador sostuvo que la privatización “no busca eficiencia sino entregar un negocio rentable”, y advirtió que la empresa interesada estaría vinculada a Donald Trump y ya habría adquirido IMPSA, la histórica metalúrgica que fabricó el recipiente de presión del reactor CAREM.
“A IMPSA se la regalaron por 26 millones de dólares. Y ahora pretenden entregarle las centrales nucleares a la misma empresa. Es un proceso de extranjerización que destruye soberanía tecnológica”, alertó.
“Buscamos frenar el desguace”
Kempf adelantó que trabajadores e investigadores del sector nuclear se organizan para presentar amparos y reclamos legislativos.
“Estamos trabajando con otros gremios y legisladores para frenar la privatización. Todavía ni siquiera tasaron las centrales. No se puede vender algo sin valuación previa. Quieren rematar el patrimonio energético nacional.”
El valor estratégico del CAREM
El especialista explicó que el CAREM —primer reactor modular diseñado y construido íntegramente en Argentina— es un proyecto único en América Latina, con potencial para generar energía limpia en regiones aisladas, desalinizar agua de mar y eliminar arsénico de las napas mediante procesos eléctricos de alta demanda.
“Es un reactor de 32 MW, pensado para uso descentralizado. Mientras el mundo apuesta por esta tecnología, Argentina paraliza su propio desarrollo. Es un sinsentido que atenta contra la soberanía energética, científica y ambiental del país.”
“Privatizar lo que da ganancias es perder soberanía”
Kempf concluyó señalando que la energía nuclear argentina es rentable y estratégica, pero que enfrenta una ofensiva política para su privatización.
“Las centrales dan superávit, generan conocimiento y empleo de calidad. Privatizarlas sería perder soberanía y condenar al país a depender de intereses extranjeros. No se trata solo de economía, sino de independencia tecnológica y de futuro.”