Acuerdo con Estados Unidos: fuertes ventajas para Washington y preocupación en sectores productivos argentinos

El futuro acuerdo comercial anunciado por el gobierno de Estados Unidos expone un marcado desequilibrio entre los beneficios obtenidos por ambos países. De acuerdo con el análisis difundido por medios nacionales, la Casa Blanca habilita solo unos pocos ingresos preferenciales para productos argentinos, mientras que Argentina acepta más de veinte concesiones que amplían el acceso…

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El futuro acuerdo comercial anunciado por el gobierno de Estados Unidos expone un marcado desequilibrio entre los beneficios obtenidos por ambos países. De acuerdo con el análisis difundido por medios nacionales, la Casa Blanca habilita solo unos pocos ingresos preferenciales para productos argentinos, mientras que Argentina acepta más de veinte concesiones que amplían el acceso estadounidense a diversos sectores económicos.

Los tres puntos favorables para Argentina incluyen la eliminación de aranceles aplicados en abril por Estados Unidos a ciertos recursos naturales y productos farmacéuticos no patentados; una mejora en las condiciones de exportación de carne vacuna; y mayor cooperación en minerales críticos. Sin embargo, estos dos últimos beneficios son recíprocos, por lo que su alcance real para la producción local aún es incierto.

En contraste, el listado de ventajas para Estados Unidos abarca el ingreso preferencial de medicamentos, maquinaria, químicos, productos agrícolas, tecnología, vehículos y dispositivos médicos, además de la apertura argentina a ganado bovino y aves de corral. También se desmantelan barreras no arancelarias, se reconocen certificaciones sanitarias de EE.UU. sin controles locales y se habilita la entrada de ciertos lácteos y carnes sin exigencias de registro.

El acuerdo compromete además a Argentina a reforzar el combate a la falsificación y a la importación con trabajo forzoso, adoptar regulaciones ambientales y pesqueras, y cooperar con Washington frente a políticas de terceros países. Las condiciones también incluyen revisar el rol de empresas estatales y facilitar el comercio digital.

La negociación se llevó adelante en un marco de hermetismo que generó malestar entre cámaras empresariales y entidades agropecuarias, que aseguran no haber sido consultadas. La Mesa de Enlace manifestó sorpresa y preocupación, especialmente por la apertura sanitaria que reconoce controles norteamericanos sin intervención de SENASA. Para la Federación Agraria, el acuerdo podría perjudicar a los sectores lácteo, aviar y del biodiesel, mientras que la ganadería tendría un beneficio limitado.

Productores del norte del país expresaron incertidumbre ante la falta de precisiones sobre la “letra chica”, particularmente en actividades clave como soja, carne y limón. Este último sector —del que Tucumán concentra más del 90% de las exportaciones nacionales— teme posibles cambios en los regímenes de acceso al mercado estadounidense, donde la demanda es alta y existe fuerte competencia de productores con poder de lobby en California y México.

A la espera de detalles oficiales, el nuevo entendimiento comercial genera más interrogantes que certezas dentro del sector productivo argentino, que observa con preocupación un esquema fuertemente inclinado hacia los intereses de Washington.