Las pequeñas y medianas empresas atraviesan uno de los períodos más críticos de las últimas décadas. Con ventas en caída, costos que superan a los precios y una rentabilidad cada vez más comprometida, más del 10% de los empresarios reconoce que podría cerrar su negocio antes de fin de año, tras dos años de la gestión de La Libertad Avanza.
Seis de cada diez pymes ya operan sin márgenes positivos y casi una cuarta parte directamente pierde dinero incluso funcionando. Con precios y ventas rezagados frente a los costos, cuatro de cada diez firmas sobreviven endeudándose para pagar impuestos o cubrir salarios, no para invertir ni crecer. Esa dinámica aceleró el deterioro del tejido productivo: en 20 meses se perdieron más de 300.000 empleos formales y cerraron más de 19.000 empresas registradas.
El relevamiento de la Asociación de Empresarios y Empresarias Nacionales (ENAC) muestra la gravedad del cuadro: 88% de las compañías sufrió aumentos de costos y 74% debió subir precios, aunque sin lograr compensar la inflación. Los costos crecieron en promedio 18,3% mientras que los precios solo 15,2%, lo que hundió aún más los márgenes. A esto se sumó un fuerte endeudamiento: 28,5% pidió créditos para reponer capital de trabajo, 21,3% para pagar impuestos y 20,5% para afrontar salarios y aguinaldos, siempre orientado a sostener lo básico y no a expandirse.
La cadena de pagos también se tensionó: 59% de las pymes aseguró que sus clientes extendieron plazos de cobro de manera unilateral y 47% sufrió más incumplimientos. En promedio, las empresas financian a sus clientes durante 37 días pero pagan a proveedores a 30, un desfasaje que agrava la asfixia financiera.
El presidente de ENAC, Diego Ojeda, explicó que más del 70% de las empresas aumentó precios sin lograr superar la suba de costos, lo que llevó a muchas a trabajar “por debajo del punto de flotación”. La consecuencia es un retroceso sostenido del universo empresarial: según la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, en agosto hubo 493.193 empresas aportantes, 6.842 menos que un año atrás. La industria también cayó, con una reducción interanual de 1.095 unidades productivas.
La recesión del mercado interno profundiza el problema. Durante el tercer trimestre, el 40,4% de las pymes registró caídas de ventas superiores al 10% en unidades, mientras que en la industria el impacto fue aún mayor (45,9%). Solo el sector Servicios mostró una leve mejora, mientras Comercio volvió a retroceder.
El panorama confirma que, sin un cambio de rumbo económico, miles de pequeñas y medianas empresas —históricamente el motor del empleo argentino— enfrentan un riesgo de cierre inminente y una pérdida creciente de su rol en la producción y en la generación de trabajo digno.

