Proporcionarles sombra, permitir que se ubiquen en los lugares más frescos y ventilados y brindarles agua limpia y fresca son algunas de las recomendaciones difundidas por médicos veterinarios para minimizar el impacto en pequeños y grandes animales de las altas temperaturas que se prevén esta semana.
La sensación de calor que experimenta un animal “no depende sólo de la temperatura ambiente”, sino de la denominada temperatura efectiva, como así también “de la humedad relativa, la ventilación y la radiación solar”, señalaron desde el Colegio de Veterinarios de la Provincia de Buenos Aires (Cvpba).
Así, precisaron que hay que prever ciertas situaciones para mitigar el efecto del calor sobre los animales; sobre todo cuando la temperatura ambiente supera los 25 grados y la humedad alcanza el 50% durante períodos de tiempo prolongados.
Los especialistas recomendaron proporcionar sombra a los animales y permitirles ubicarse en lugares ventilados, brindarles agua limpia y fresca, limpiar los bebederos y alimentarlos durante las horas más frescas.
“Los animales no son objetos, son sujetos sensibles, sintientes y sufrientes, que padecen el calor al igual que los seres humanos”, aseguró a Télam Juan Enrique Romero, médico veterinario especialista en clínica de animales pequeños.
El médico explicó que una de las consecuencias de los períodos de altas temperaturas son los golpes de calor en los animales, que son “una deficiencia grave en la compensación térmica del cuerpo, que eleva la temperatura del animal”.
Los síntomas de un golpe de calor en animales son dificultad en los movimientos, respiración forzada, tambaleo, sialorrea o babeo, fiebre y la lengua y las mucosas azules.
Frente a esta sintomatología, “uno puede como primera medida mojarle la cabeza y ponerlo fresco” pero es necesario comprender que se trata “de una urgencia y una emergencia, por lo que rápidamente hay que recurrir al médico veterinario más cercano, hay que buscar el auxilio inmediato porque se pone en juego la vida”, afirmó.
El especialista indicó que, a diferencia de los humanos, los perros y gatos no sudan, sino que presentan “otros mecanismos supletorios de la transpiración” como el jadeo, la salivación profusa y, en el caso del perro, la dilatación de la lengua, que en momentos de calor puede llegar a tener el doble de su volumen.
“Otro de los mecanismos es la libertad de movimiento, es decir, atar a un perro o no permitirle elegir la zona más fresca de la casa es condenarlo a las consecuencias del calor y el riesgo es la vida”, expresó el médico veterinario.
En ese sentido, indicó que los animales tienen “una percepción muy especial” de la temperatura y “con seguridad” buscarán el lugar más fresco si se les permite.
Asimismo, agua limpia y fresca, pero no helada, debe estar “a disposición de manera permanente y con bebederos distribuidos estratégicamente”.