Patricia Enriqueta fue a visitar a un amigo y sin planificarlo se quedó a comer en su casa, dejó el auto estacionado en el centro de La Plata y nunca pensó que se lo podían robar. Sin embargo, más allá del valor material del vehículo, que ella lo califica como “de los picapiedras”, lo que más le duele es que adentro estaban las cenizas de su abuela.
“Mucha gente tiene a su familia en el cementerio o después de cremarlos tira las cenizas en algún lado, a nosotros nos gusta tenerlos cerca y por eso llevamos la urna a todos lados. El lunes, cuando me robaron el auto, yo tenía la urna ahí adentro”, dijo Patricia, que desde entonces busca desesperadamente el vehículo.
Según contó la joven, después de salir de la facultad decidió ir a visitar a un amigo a 9 entre 58 y 59, frente a las oficinas de ANSES, y, aunque no estaba en sus planes, se quedó a cenar y salió cerca de la medianoche para regresar a su casa. Fue entonces que no encontró el auto y quedó en shock: “Desde que me pasó esto estoy muy mal, me siento muy culpable porque cuidar a mi abuela era mi responsabilidad”.
Tras el hecho, decidió hacer la denuncia en la Comisaría novena de La Plata y al ver que el auto no aparecía recurrió a las redes sociales. “No quería decir nada para que mi mamá no se entere, esperé dos días y la tuve que enfrentar. Le pedí perdón, pero ni yo me puedo perdonar por lo que pasó”, confesó.
Patricia vivió en el Sur, Mar del Plata y Uruguay, en todos sus destinos fue su abuela “Pacha” quien la acompañó y por eso, tenerla en su auto, era común. “Ella murió en 2016 y desde entonces la tenemos. Para mucha gente le debe resultar insólito, pero para mí y mi mamá es normal intercambiarnos las urnas y que nos acompañen”, comentó.
Ahora, más allá de la denuncia policial, lanzó una campaña en las redes sociales para recuperar las cenizas. Además, desde el martes que asiste al Centro de Monitoreo Urbano de La Plata para revisar las cámaras de la zona donde desapareció el vehículo.