Ferro de Pico no pudo ganar ayer en Chivilcoy ante Independiente, aunque lo mereció largamente porque fue el único de los dos que intentó jugar y dispuso de las mejores situaciones para convertir, encontrándose en algunas con Mauro Leguiza, arquero de Independiente, quien terminó siendo una de las figuras del encuentro para que el mismo terminara 0 a 0.
La que no pudo tapar Leguiza y fue gol, uno de los líneas -Maximiliano Moya, en este caso- levantó su banderín marcando una inexistente posición adelantada que le impidió a Ferro ponerse en ventaja a través de Tomás Fernández que llegó para empujarla luego de un gran tapada del propio Leguiza ante un remate de Laureano Cabral, cuando estaba por finalizar el primer tiempo.
Ferro de Pico siempre quiso jugar, en una cancha en muy malas condiciones para hacerlo bien, pero además se encontró con un árbitro que tendenciosamente no sancionó faltas muy claras en perjuicio de jugadores del “Verde” y por el contrario no midió con la misma vara situaciones similares a favor del local.
Además permitió pegar desde el inicio mismo del partido cuando Marcos Lamolla lo revoleó al chico Laureano Cabral no lesionándolo de milagro e iban menos de 15 minutos de juego, como marcando “territorio” diciéndole que ahí en Chivilcoy se juega así y los árbitros (el de ayer no es el único caso) lo permiten.
Silvestre llamativamente terminó amonestando y condicionando por ende a más jugadores de Ferro de Pico que de Independiente. El mundo del revés, el que quiere jugar recibe amarillas y el que no deja jugar, maltrata, agarra en todas las pelotas paradas de peligro, golpea, puede hacerlo y no es sancionado.
La frutilla del postre para coronar una actuación lamentable por parte del árbitro Enzo Silvestre fue el “patadón” de Leonardo Cisneros a Lautaro Ibarra, que lo mandó al Hospital y del que todavía no se sabe qué tipo de lesión puede tener ni cuánto tiempo podría quedarse sin jugar al fútbol, y en la que solo mostró tarjeta amarilla.
Una situación que amerita un análisis más profundo y que apunta a dos cuestiones: por un lado, que éste árbitro no puede seguir dirigiendo ya que técnicamente no está preparado porque no puede desconocer lo que indica el reglamento ante este tipo de situaciones, o bien si se trata de un hecho de corrupción en donde por “presiones” de alguien o quizá para “congraciarse” con algun otro, Silvestre debía “colaborar” para que Independiente no perdiera el partido que debió perder, si a lo estrictamente futbolístico nos remitimos.
Otra pregunta es ¿a dónde está Futbolistas Argentinos Agremiados para defender a los futbolistas que son agredidos por sus pares en un claro objetivo por lesionar a un colega?, otra sería ¿a dónde está el Tribunal de Disciplina del Consejo Federal de Fútbol que debería actuar de oficio y sancionar al jugador que golpeó aplicando una patada descalificadora? y otra es ¿Quién controla a los árbitros del Torneo Federal y a quien los designa, porque no es la primera vez que pasa esto en Chivilcoy, como antes pasó en Casares o en Madryn, de los lugares que uno conoce y fue?.
Video del gol mal anulado a Ferro y de la criminal patada a Lautaro Ibarra (gentileza Canal 3).
¿La difusión de estas imágenes en medios nacionales como Olé, La Nación, TN, TyC Sports, Cadena 3 -por citar algunos que ya lo han hecho-, ayudará en algo a ponerle freno a este tipo de situaciones? Ojalá, por el bien del fútbol del interior, por la defensa de los que con “buenas armas” intentan ganar y mejorar, y por el final de los patoteros que piensan que todavía se puede ganar recurriendo a eso, por el final “anti fútbol” que siguen pregonando algunos -gracias a Dios, cada vez menos- en distintos lugares del país.
Ruben Arias (periodista de La Red Pampeana que estuvo ayer en el estadio).