El robo que desencadenó el brutal ataque a la estudiante de Medicina fue en la casa de un amigo, en el mismo complejo de viviendas ubicado sobre calle Confluencia al 1300. Se trata de Pablo Parra, un trabajador petrolero, quien conocía a Agustina desde fines de marzo.
En declaraciones radiales, el joven indicó que salió aproximadamente una hora y que cuando regresó se encontró con la joven en el suelo “muy golpeada en la cabeza”. “Cuando ingreso a mi domicilio la veo tirada y quedé shockeado”, dijo el joven a LU19.
“Estoy muy angustiado por la situación de Agustina. Intenté hablar con los padres. Fui al hospital con mis viejos, pero me dijeron que no era el momento para hablar, en algún momento lo voy hacer. Vi que me escracharon por las redes sociales, un grupo feminista”, manifestó.
Parra contó que habían quedado de cenar juntos la noche del sábado. Agustina se quedó en la vivienda de él “preparando una ensalada” y salió a comprar. “Se quedó sola en mi departamento y yo me fui. Habré tardado una hora máximo”.
Precisó que por la puerta principal no se puede entrar al complejo, pero que había una escalera en uno de los perimetrales del complejo por donde estima que ingresaron quienes atacaron a la estudiante.
Dijo que el día del hecho estaba uno de los vecinos y que lo vio salir. El complejo tiene alrededor de seis departamentos. Parra vive en la planta baja y es el único que tiene patio. “Robaron el teléfono mío y de Agustina. Se llevaron ropa, un bolso deportivo y dólares”.
Contó que en el trayecto que hizo a comprar, también fue a la casa de su padre a dejar una parrilla. Pasó por una heladería, cerca de las 20, y luego se dirigió a su departamento, bajó y compró bebidas en una despensa cerca del complejo. Finalmente llegó a su casa donde se encontró con la joven inconsciente.