Nicolás, Joaquín y Miguel Ayerza encontraron una oportunidad de negocio en medio de la pandemia y fundaron The Food Box. Este año, esperan facturar unos $ 300 millones.
Para muchos, la pandemia fue la catástrofe de sus negocios; para otros, fue encontrar la solución donde exista una demanda. Y el estar encerrado también trajo posibilidades. Así fue cómo nació The Food Box, el mercado que pisa fuerte dentro de los barrios privados de la Argentina. Esta empresa familiar manejada por tres hermanos ya tiene presencia en una decena de barrios de Pilar, Malvinas Argentinas, Escobar y Tigre.
En todos los markets se comercializan más de 1200 productos: carnes, verduras, bebidas, congelados, alimentos envasados y elementos de limpieza.
Además, cuentan con una categoría llamada “Very specials”, en la que ofrecen pizzas congeladas de La Mezzetta, la famosa pizzería de Buenos Aires, postres de la repostera Valu Ramallo, carnes de Urban Beef, Los Prados, Sodastream, productos de Havanna, helados Lucciano’s y Freddo, y las tortillas de Tibax, una pyme de Escobar.
“Los primeros 300 productos que se empezaron a comercializar surgieron de una lista que armaron Nicolás y Joaquín, mis hermanos. Tomaron un excel y empezaron a escribir, atravesando cada sector de la casa, todos los productos que ellos compraban. Luego de recabar suficiente información, pasamos a un surtido de 850 referencias”, recuerda Miguel Ayerza, socio fundador de The Food Box, y agrega: “Empezamos como muchos emprendimientos, por lógica y sentido común, no hubo un estudio de mercado, sino un listado inicial y luego sí, feedback de nuestros clientes, que nos ayudaron a completar nuestra propuesta”.
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Los hermanos instalaron el primer mercado justo antes de la pandemia en el barrio San Sebastián, un proyecto de 1110 hectáreas con más de 3600 lotes. Ese primer local en San Sebastián acaba de ser reformado por la alta demanda. Luego, se sumaron Lagoon Pilar, Santa Guadalupe (en Pilar del Este), San Matías, Ayres Plaza, La Comarca y San Carlos.
La inversión inicial para cada barrio puede variar. En función de la cantidad de lotes, el nivel socio económico o la distancia hasta otros centros comerciales. Un Food Box puede costar su puesta a punto entre US$ 40.000 y US$ 130.000. De la misma forma, la facturación de cada uno va en relación a sus características pudiendo facturar entre $ 3 millones y $ 10 millones mensuales. Si bien este año proyectan facturar $ 300 millones, el foco está puesto en el
“Los supermercados tienen márgenes bajos y tenemos una política de Fair Value, con lo cual nuestros precios siempre son competitivos. Es decir que nosotros ganamos cuanto mejor negociemos con nuestros proveedores. Ese es nuestro desafío”, indica Ayerza.
Como objetivo tienen el enfocar los recursos para seguir consolidándose en Malvinas Argentinas y Pilar, dos de los municipios más importantes para el negocio y, también, sumar Tigre.
No tienen dudas de que el concepto se tiene que regionalizar. “Siempre supimos que Argentina es un permanente desafío, te exige constantemente, por todas las dificultades que conocemos. Si podemos desarrollar el negocio acá, afuera sin dudas tiene que ser más sencillo. Pero todavía tenemos más de 2000 barrios cerrados en Argentina así que seguramente esperemos a estar más consolidados acá”, indica Ayerza.
Gracias a la visión de negocios lograron elaborar un nuevo concepto llamado Business-to-Community, que tiene como objetivo poder entender mejor la performance general de un producto o servicio. Parte clave del negocio que tienen los hermanos Ayerza reside en abordarlo en conjunto con la comunidad, para así, generar oportunidades reales para ellos.
“Los barrios son a mi entender en muchos casos instituciones. Tienen órganos de gestión y control similares a ciudades o municipios. Allí fue que comenzamos a escribir estas teorías en relación a lo que llamamos B2Y (Business-to-Community). Diseñar un negocio que fuera sustentable para nosotros como empresarios, pero que a su vez fuera un servicio para los vecinos. Cada uno de nuestros markets funciona 100% para los vecinos de cada comunidad”, detalla Ayerza y señala que no venden para afuera ni están conectados con servicios de delivery.
Para enfatizar su concepto de B2Y y darle una realidad tangente, realizan zooms con vecinos, y hasta en algunos casos diseñan el box en conjunto con los directores de las áreas involucradas (arquitectura, espacios verdes, seguridad). Así la comunidad se hace parte del proyecto.
El modelo de negocios
El modelo de negocio es simple. Los hermanos comenzaron como una cadena de supermercados chicos, cancheros. “Una vez que comenzamos a presentar nuestro proyecto en las comunidades, nos dimos cuenta de que la gran falencia era el concesionario de gastronomía. Fue entonces cuando decidimos ofrecer un servicio que combinara ambos negocios: el gastronómico (muy fuerte los fines de semana) y el de market (un negocio con mayor tasa de recurrencia durante la semana). De esa manera éramos más eficientes en la utilización de recursos humanos”, dicen.