Con ocho declaraciones comenzó hoy la ronda de testigos requeridos por las defensas públicas, en el marco del juicio oral por el homicidio de Lucio Abel Dupuy. Hasta ahora solamente se habían escuchado testimonios solicitados por el Ministerio Público Fiscal y la querella particular. La sorpresa llegó al final de la audiencia cuando una de las acusadas, Abigail Páez, pidió declarar.
Lucio, de cinco años, falleció el 26 de noviembre del año pasado. El hecho habría ocurrido en la casa de la calle Allan Kardec, en Santa Rosa, donde vivía con su madre, Magdalena Espósito Valenti, y la pareja de ella, Páez. Ambas están imputadas por el crimen del niño.
Tras cumplirse la 14° jornada del juicio, ya pasaron 61 testigos frente al tribunal integrado por la jueza Alejandro Ongaro y los jueces Andrés Olié y Daniel Sáez Zamora. En principio quedarían otras cuatro o cinco audiencias donde están citados unos 25 testigos más.
Las primeras cuatro testigos de hoy declararon vía Zoom ya que estaban en el interior de la provincia y en Buenos Aires. Se trató de tres médicas del hospital Gobernador Centeno, ubicado en General Pico, y de una joven que venía entradas.
Dos de las tres facultativas atendieron a Lucio en la guardia del nosocomio, en 2019 y 2020, por una herida cortante superficial, un traumatismo, una otitis y una faringitis. Por ello las preguntas estuvieron orientadas específicamente a esas atenciones profesionales.
A su vez la joven, que habló desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, dio detalles de los mensajes que mantuvo por Whatsapp con Páez ese mismo 26 de noviembre, ya que le vendió dos entradas para un evento que se realizaría en la madrugada del sábado 27. Las preguntas de los defensores oficiales María Silvina Blanco Gómez y Pablo De Biasi –representantes de Espósito Valenti y Páez, respectivamente– profundizaron en el horario en que la imputada fue a comprar los tickets y cómo se la veía.
Después fue el turno de una modista a la que Espósito Valenti le llevó ese viernes 26 una prenda para que se la arreglara. En un momento del día fue a verla junto con Lucio y a la tarde regresó sola. Otra vez las defensas apuntaron a los horarios de esos encuentros.
La sexta testigo se trató de una vecina de la calle Allan Kardec. Como en su vivienda había colocadas cámaras, la policía le pidió los videos en dos ocasiones.
Después llegó el turno de una empleada municipal que entrevistó a las dos acusadas cuando se acercaron oportunamente a la Dirección de Políticas de Género y Diversidad. Por eso fue interrogada sobre los motivos de las consultas, a las que concurrieron con Lucio. Así surgieron cuestiones relacionadas con el cumplimiento de la cuota alimentaria, el maltrato verbal, la ley de identidad de género y la asistencia económica del Estado a personas en situaciones de vulnerabilidad.
La última testigo fue una exdirectora provincial que mantuvo contactos con Páez por intermedio de mensajes y audios de Whatsapp, durante la pandemia de 2020, porque las imputadas querían recuperar a Lucio. A raíz de ello le preguntaron si les aconsejó llevar al niño a un hospital ya que presuntamente había sufrido maltratos y si las asesoró en cómo tramitar la tutela. El M.P.F., por su parte, le preguntó si había dejado alguna constancia de esas actuaciones.
La sorpresa del día llegó al final, cuando Blanco Gómez manifestó que Páez quería declarar. En ese momento, De Biasi acotó que Espósito Valentí se retiraría de la sala y que no escucharía el testimonio ni siquiera por los parlantes.
Páez hizo un relato detallado de ese viernes 26 de noviembre, desde que se levantó a las 6.15 hasta que terminó detenida. Y dijo que “mi intención jamás fue lastimarlo y mucho menos matarlo. Me duele en el alma, lo extraño mucho”.
En la audiencia estuvieron presentes, además, las fiscales María Mónica Rivero y Verónica Ferrero, el fiscal Marcos Sacco, la defensora oficial Paula Arrigone, el querellante particular José Mario Aguerrido y la asesora de niñas, niños y adolescentes, Graciela Massara. El juicio continuará el miércoles 14 a las 8.
Espósito Valenti y Páez están acusadas de homicidio calificado y abuso sexual gravemente ultrajante.