Marruecos le ganó 1-0 a Portugal, que contó otra vez con el ingreso de Cristiano Ronaldo, y se metió en la semifinal del Mundial de Qatar 2022 bajo el arbitraje del argentino Facundo Tello. Lo que logró Walid Regragui en el Estadio Al Thumama es algo histórico, ya que dejó en el camino a dos europeos y nunca antes en la historia un combinado africano se había metido entre los cuatro mejores.
La contracara de este sábado fue la frustración de Cristiano, quien se despidió entre lágrimas de su quinta Copa del Mundo habiendo jugado los últimos 40 minutos, con una chance clarísima de gol que le tapó Bono, la gran figura del encuentro.
Marruecos cedió el manejo de la pelota y esperó a Portugal, tal como lo hizo en la instancia anterior ante España. El combinado de Fernando Santos intentó primero con algunos pases largos que no le dieron resultado y después con João Félix, quien tuvo tres oportunidades para abrir el marcador.
Si bien se plantaron muy bien defensivamente, los dirigidos por Walid Regragui también demostraron sus dotes en ofensiva a la hora de tomar el protagonismo. Y así lo intentaron Youssef En-Nesyri, Selim Amallah y Sofiane Boufal hasta que llegó el quiebre del partido.
Corrían 41 minutos del primer tiempo cuando En-Nesyr se anticipó con un gran salto entre Rúben Dias y el mal cálculo del arquero Diogo Costa. El cabezazo a la red adelantó a la gran revelación de la Copa del Mundo y la cara de Cristiano en el banco lo decía todo.
Solo hubo tiempo para un centro de Bruno Fernandes que se envenenó desde el costado derecho y terminó estrellándose en el travesaño y una contra que casi le sirve a Yahia Attiyat Allah para estirar la ventaja antes de los vestuarios.
A Portugal, que perseguía su tercera semifinal mundialista después de las de 1966 y 2006, no le quedó otra que pasar a arriesgar, a forzar la máquina. Y Fernando Santos se puso manos a la obra.
No tardó en mandar al campo a Ronaldo y a Joao Cancelo, el otro gran damnificado de las dos últimas alineaciones. Retiró al mediocentro defensivo Ruben Neves y a Raphael Guerreiro, para situar a CR7 en ataque junto a Gonçalo Ramos y en la banda izquierda al lateral de Manchester City en busca de su profundidad y su disparo a pierna cambiada.
Como no podía ser menos, Portugal intensificó su presión y Marruecos se pertrechó aún más sin olvidar las contras para zanjar el encuentro y otro histórico triunfo. Los hombres de Regragui hicieron honor a su apodo, Leones del Atlas. Defendieron el área como su propia vida.
Los lusos, no obstante, tuvieron, como le ocurrió a España, sus opciones para batir a Bono, pero el desacierto, fruto de la impotencia, se lo impidió. Marruecos creció, pese y por los cambios, en defensa pese a carecer de los dos centrales titulares.
Cristiano buscó, pero no encontró. Se desesperó al ritmo que sus compañeros no le encontraban y sus rivales le secaban. Ni el ‘7’ de Madeira, ni Félix, menos activo con el paso de los minutos, ni Rafael Leao. No había soluciones. Vitinha, Bernardo Silva, Bruno Fernandes no encontraron ni el hueco ni el momento preciso para
Los cambios, salvo por lesión de Romain Saiss, refrescaron al esfuerzo del cuadro marroquí, arropado por un estadio volcado con él que silbó cada vez con más intensidad, que festejó cada vez más un robo de balón, o la parada a poco del final de Bono a Félix y otra a Cristiano ya en la prolongación, en la que la expulsión de Walid Cheddira dejó a su equipo en inferioridad.
El partido acabó siendo una misión de supervivencia de Marruecos, como lo había sido ante España, para liquidar a una Portugal al que le pasó lo mismo pero que ni siquiera pudo alcanzar la prórroga ni los penales por el vuelo sin motor de En Nesyri y el derroche sin límite de todo el equipo.
Nueva jornada de gloria para Marruecos y auténtico mazazo para Portugal, que con un gran equipo, tremenda calidad mezcla perfecta de veteranía y juventud, tenía una magnífica oportunidad para ser una auténtica apuesta y encontrar la gloria, más en el cierre de la carrera mundialista de su gran referente, Ronaldo.