Este modelo es considerado como el más revolucionario de la industria. Cumplió todo tipo de funciones, como avión de carga hasta como transporte de transbordadores espaciales.
Boeing está entregando este martes su último avión jumbo 747. Esto representa el fin de una era dado que es uno de los aviones más emblemáticos de la historia de la aviación comercial.
Desde su primer vuelo en 1969, el elegante 747 fue el elegido para todo tipo de funciones: avión de carga y aparato comercial capaz de transportar casi 500 pasajeros, además de transporte para transbordadores espaciales de la NASA y hasta el avión presidencial Air Force One.
Delta fue la última aerolínea estadounidense en utilizar el 747 para vuelos de pasajeros, que terminaron en 2017, aunque algunas otras aerolíneas internacionales continúan volando con este aparato, incluida la aerolínea alemana Lufthansa.
Está considerado el avión más revolucionario de la industria, conectando ciudades internacionales que nunca antes habían tenido rutas directas y ayudando a democratizar los vuelos de pasajeros. En los últimos 15 años, Boeing y su rival europeo Airbus introdujeron los aviones de fuselaje ancho más rentables y eficientes en combustible.
El último Boeing 747
El último avión que se entrega este martes es el ejemplar 1.574 construido por Boeing en la región de Puget Sound, en el estado de Washington. Para la despedida del icónico aparato se prevé la presencia de una gran multitud de trabajadores actuales y anteriores de Boeing.
El último se entregará al transportista de carga Atlas Air. “Si te gusta este negocio, has estado temiendo este momento”, afirmó el analista de aviación Richard Aboulafia. “Nadie quiere un avión de cuatro motores, pero eso no borra la tremenda contribución que el avión hizo al desarrollo de la industria o su notable legado”.
Boeing decidió dejar de construir el 747 después de perder un contrato para un enorme transporte militar, el C-5A. La construcción del primer 747 demandó el empleo de más de 50.000 trabajadores de Boeing y 16 meses de trabajo. La producción del jet jumbo requirió la construcción de una fábrica masiva en Everett, al norte de Seattle.
El fuselaje del avión tenía 68,5 metros de largo y la cola era tan alta como un edificio de seis pisos. El diseño del avión incluía una segunda cubierta que se extendía desde la cabina hasta el primer tercio del avión, dándole una joroba distintiva e inspirando un apodo, la ballena.