El ministro del Superior Tribunal de Justicia, Eduardo Fernández Mendía, participó a distancia del Foro Internacional sobre Inteligencia Artificial y los Derechos Humanos, organizado por la Universidad Católica de Colombia.
Durante la charla expresó que “hoy la ética, frente a la tecnología, parece una criptomoneda devaluada, una autobomba que sale a apagar incendios o los viejos consejos medicinales de la abuela; a la que solo acceden algunos. No digo que haya que ver a la tecnología con desconfianza, pero sí con prudencia”.
“Hay una dificultad real y es que la ética judicial está devaluada por la modernidad líquida –agregó–. Es como un témpano flotando a la deriva, que genera curiosidad y preocupación en unos pocos, frente a una tecnología que llegó con todo el merchandising y que no busca colaborar con la administración de justicia sino ser la expresión de la tecnocracia eficiente, aunque cara y no universal”.
Fernández Mendía, al referirse a las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial, remarcó que “ante un proyecto elaborado por un robot hay que mirarlo imbuido de una mirada humana, racional y con sentido jurídico”, añadiendo que “uno puede confiar en una computadora, pero no delegar las cuestiones cognitivas a la técnica porque siempre debemos pensar que detrás del resultado de un litigio hay personas esperando”.
La conferencia fue organizada por la Dirección de Derecho de Posgrado, llevó como título “Puntos de convergencia y divergencia” y se realizó bajo dos modalidades. Una presencial, en el auditorio de la Universidad, y otra a distancia vía Zoom.
Los disertantes analizaron el impacto de la inteligencia artificial en los derechos humanos, con un enfoque particular acerca de su invasión en áreas como la libertad de expresión, la privacidad, la discriminación y el debido proceso.
Fernández Mendía, en el cierre de su alocución, enumeró una serie de pautas a tener en consideración en el manejo de las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial. En tal sentido, manifestó que “nunca debemos olvidarnos de la centralidad humana, es decir darle a cada uno lo suyo. A los litigantes, a los abogados y a la magistratura. Eso es indelegable”.
También destacó que “hay que recuperar la racionalidad humana, que se está debilitando, con la ayuda de la tecnología” e instó a “mantener la duda razonable y no que prevalezca la mecanicidad, porque la duda forma parte de cada expediente judicial”.
Finalmente enfatizó que “no tenemos que perder la capacidad de ponderación porque, en materia judicial, no todos los casos son iguales”.