Pese a sus aumentos en el mostrador durante los últimos meses, el consumo per cápita de carne vacuna se recupera en lo que va de 2023 y alcanza su máximo en cinco años. En paralelo, las exportaciones ganaderas crecieron casi un 20% en 2022, tanto en volumen como en precio.
Así lo revelaron una serie de informes que publicó este viernes la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), que destaca que Argentina sigue siendo el país con mayor consumo per cápita de carne vacuna del mundo, y el segundo de mayor consumo de carne, incluyendo porcina y aviar, entre los que tienen más de un millón de habitantes.
En el primer trimestre de 2023, el consumo de carne vacuna per cápita se ubicó en 53,1 kilos por año, lo que representa su máximo nivel desde el 2018 y una suba de casi cinco kilos por habitante respecto a los 48,4 kilos promedio de 2022. Aun así, todavía se encuentra lejos del registro de 67,8 kilos de 2007, el máximo desde el 2001.
De este modo, se sigue revirtiendo parcialmente, por segundo año consecutivo, el proceso de merma del consumo argentino de carne de los últimos años, que comenzó a darse precisamente en 2017. Entonces, Mauricio Macri decidió eliminar el Registro de Operaciones de Exportación, una medida que implicó una apertura de la venta de carne al exterior y por ende acopló los precios internos a los de exportación, mucho más elevados. En este contexto, el consumo per cápita alcanzó en 2021 su mínimo histórico desde que hay registros, con 47,7 kilos por año.
Al tomar los datos hasta marzo, se trata de un escenario positivo también porque tiene en cuenta el importante aumento de carne vacuna que se dio entre fines de enero e inicios de febrero, de aproximadamente un 35% para los precios de mostrador, aunque no la suba menor a un 10% de inicios de abril.
En paralelo, tomando en cuenta también la carne porcina y aviar, el consumo alcanzó los 115,1 kilos per cápita, también en niveles similares a 2017, tratándose del segundo registro más alto desde el año 2000 y un 4,2% superior a la cifra de 2022, consignó el informe de la BCR.
A pesar del crecimiento del consumo de carne aviar y porcina en términos absolutos, estas pasaron a tener en 2023 una menor participación total, al bajar del 56% al 54%, mientras que la carne vacuna aumentó su participación del 44% al 46%. Es decir, la suba del consumo total a niveles récord es mayormente producto de la recuperación del consumo de carne bovina. Aun así, la suba absoluta del consumo de carne aviar y porcina muestra que el reemplazo por estas alternativas más baratas llegó para quedarse.
El aumento del consumo de la carne bovina se entiende por una recuperación parcial de la capacidad de compra de carne de un salario promedio, que pasó de unos 135 kilos de asado en 2021 a 163 kilos en la actualidad. Los precios de la carne bovina crecieron solo un 42% durante 2022, frente a una inflación del 95%.
“Sin embargo, es importante mencionar que, a pesar de ser una recuperación en el corto plazo, el poder de compra de las remuneraciones en términos de carne todavía se encuentra casi 10 kg por debajo del promedio de los últimos 10 años”, remarca la BCR.