El país se posiciona primero en la región en cantidad de startups con una innovación tecnológica profunda, las cuales acumulan un valor de US$1.900 millones; representa el 23% del valor del ecosistema latinoamericano, según un estudio impulsado por el BID Lab
Hay empresas que nacieron con el propósito de cambiar el mundo. Es el caso de las startups que pertenecen a la categoría de Deep Tech (innovación en tecnología profunda, en español), compañías que basan su negocio en un descubrimiento científico o en un avance en ingeniería significativo para abordar los grandes retos que enfrenta la humanidad. La biotecnología, las energías limpias y la nanotecnología son algunas de sus verticales. Categoría donde hoy la Argentina se destaca y lidera América Latina y el Caribe.
Actualmente, el país cuenta con el mayor número de startups Deep Tech en toda la región, con un total de 103 empresas. Este número representa el 30,3% del total, por delante de Brasil (29,7%) y Chile (19%), de acuerdo con el primer reporte que se realizó sobre el ecosistema latinoamericano “Deep Tech, la nueva ola”. El mismo lo llevó adelante Ignacio Peña, fundador de Surfing Tsunamis, con el impulso del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) Lab, AIR Capital, CITES, Deloitte, Draper Cygnus, The Ganesha Lab, GridX y Lab+.
El estudio identificó 340 startups Deep Tech que obtuvieron inversión institucional y que se encuentran distribuidas en 14 países de la región. Al contemplar todo ese universo, accedieron a financiamiento por US$2000 millones -proveniente de 65 fondos y aceleradoras-, conforman un ecosistema de US$8000 millones y generan más de 10.000 puestos de trabajo.
“Con este reporte mostramos que Deep Tech abre nuevas avenidas de crecimiento, permite crear industrias, expande las posibilidades de inclusión y nos posibilita reducir drásticamente nuestra huella ambiental”, afirmó Peña. Aunque este tipo de compañías afrontan riesgos tecnológicos “importantes” e incurren en esfuerzos “sustanciales” de investigación y desarrollo (I+D), el experto consideró que se trata de un rubro clave para encontrar soluciones a problemas globales como la pobreza, futuras pandemias y el agotamiento de recursos.
Las empresas locales acumulan un valor de US$1.9000 millones, que significa el 23% del valor total del ecosistema regional. Si también se suman Costa Rica, Chile y Brasil, entre los cuatro países concentran el 90% del valor de todo América Latina y el Caribe, donde hay 24 compañías con un valor superior a los US$50 millones.
En la Argentina, el 67% de las startups Deep Tech se dedican a la biotecnología. En este rubro, el estudio destacó a Bioceres, proveedor que busca lograr la transición de la agricultura hacia la neutralidad del carbono. Tiene una valuación de mercado de más de US$840 millones. Otros nombres que resuenan dentro de esta categoría son Moolec, Stämm y Eternal Mycofood.
Sin embargo, también están ganando terreno otros sectores. En el país, el 8% de las startups Deep Tech trabajan en la inteligencia artificial, seguida por la nanotecnología (8%), spacetech (6%), energías limpias (3%), manufactura avanzada (2%), robótica (2%), materiales avanzados (2%), movilidad avanzada (1%) y blockchain (1%).
“Deep Tech no es para una élite. Es fundamental entender su influencia en el desarrollo de soluciones para mejorar la vida de millones en situación vulnerable”, agregó Irene Arias Hofman, CEO de BID Lab. Otras firmas argentinas que fueron destacadas fueron Satellogic, líder en el rubro de spacetech y que está construyendo la primera plataforma escalable de observación de la tierra de calidad a un precio competitivo. También el unicornio en seguridad Auth0, que es -hasta el momento-la Deep Tech más valorada, tras haber sido vendida por US$6.500 millones en 2021.
Al observar otras latitudes, en Chile se encuentra NotCo, que está reinventando la industria alimenticia y reduciendo el impacto ambiental con productos desarrollados con inteligencia artificial. También el informe resaltó a Aptah, fundada en Brasil, empresa que está desarrollando nuevas terapias para tratar el cáncer y enfermedades neurodegenerativas.
Con toda esa innovación sucediendo a lo largo y ancho de América Latina, se calcula que en los próximos años la región puede aumentar a US$100.000 millones sus exportaciones anuales de servicios basados en el conocimiento, a partir del aprovechamiento de las capacidades de la inteligencia artificial. En tanto, el PBI se puede incrementar un 4% de la mano de los aportes del I+D privado.
Solo en la Argentina, actualmente hay seis fondos específicos de Deep Tech (Aceleradora Litoral, Air Capital, CITES, Draper Cygnus, GridX y SF500). Nuevamente, el número más alto de la región. Estos fondos, concentrados principalmente en apoyar startups en etapas tempranas, son un indicador del creciente interés e inversión en el potencial de las empresas de tecnología avanzada en el país.
En parte, el informe consideró que la Argentina supo destacarse en esta categoría por la Ley de Emprendedores que se promulgó en el año 2017. La misma simplificó la creación de startups y estableció un Fondo de Fondos (FONDCE), que funciona con fondos de contrapartida (matching funds) reembolsables para aceleradoras y fondos de capital de riesgos basados en ciencia. No obstante, hay una advertencia. Se prevé que la Argentina y Chile tengan un declive gradual en la participación latinoamericana a medida que otros países -como México y Colombia- comiencen a transitar este camino.
“Mejorar vidas a gran escala requiere innovación radical. De acuerdo con Global Footprint Network, para el 2030 los humanos necesitaremos dos planetas para sostener la calidad de vida actual; cinco planetas para que todos puedan disfrutar de la calidad de vida de Estados Unidos; mientras que la matriz productiva mundial debería aumentar por diez para mejorar la calidad de vida, acomodarse a la creciente población mundial y revertir la degradación ambiental. Eso requiere Deep Tech”, cerró Peña.
Melisa Reinhold para La Nación