El presidente Javier Milei se refirió a su proyecto económico y aseguró al respecto que “no hay plan B”. “Las claves del programa no se negocian”, subrayó, y remarcó que “está trayendo el libre mercado al país”. “Hacés las cosas bien o las hacés bien”, enfatizó.
“No hay lugar para los sentimientos, para las emociones. No puedo permitirme ese lujo. Hay 47 millones de personas esperando respuestas”, sostuvo, en una entrevista publicada este domingo en el medio norteamericano Wall Street Journal y realizada el martes, la jornada previa al multitudinario paro convocado por la Confederación General del Trabajo (CGT).
El mandatario habló de la inflación, de la que afirmó que “está cerca de alcanzar su punto máximo”, y que “en dos años habremos acabado con ella”. En cuanto a las modificaciones que busca implementar a través del Decreto 70/2023 y la Ley Ómnibus, planteó que “representa sólo una cuarta parte de las reformas que estamos proponiendo, y una vez que estas leyes hayan sido aprobadas, estaremos dispuestos a impulsar más”.
Además, se calificó a sí mismo como un “outsider”, y sentenció que tendrá éxito donde sus predecesores fracasaron porque es un economista “libertario hiperortodoxo”. “La forma en que interpreto mi mandato es como un trabajo. Me encomendaron la tarea de poner la economía en orden”, señaló.
Consultado sobre una eventual dolarización de la economía argentina, explicó: “Nosotros en el último mes compramos u$s5.000 y la base monetaria es de cerca de casi 8.000 millones de dólares, con lo cual si nosotros termináramos de limpiar todos los pasivos remunerados del Banco Central, estaríamos en condiciones de dolarizar por muy poco dinero”.
Y al preguntársele si seguía pensando en adoptar el dólar como moneda, aclaró: “Siempre hemos hablado de una libre competencia de monedas de lo que elijan los argentinos. Es probable que en un momento inicial elijan el dólar”.
En tanto, sobre si tenía “un plan B”, fue taxativo: “No hay plan b, no hay plan B para hacer las cosas bien. Hacés las cosas bien o las hacés bien. Porque si el plan B es hacer las cosas más o menos o negociar… esa es la historia de Argentina, así estamos”.
Es esa línea, se comparó con Carlos Pellegrini, presidente entre 1890 y 1892, quien tomó las riendas del país en medio de una brutal crisis y debió tomar fuertes medidas para sanear las cuentas. “Fue insultado por todo el pueblo, pero hoy la historia argentina lo recuerda como un piloto de las tormentas”, evocó.
En medio de la entrevista, Milei volvió a amenazar al Congreso y advirtió que los legisladores que se opongan a su agenda pagarán en las elecciones intermedias de 2025. “Si no cooperan los expondremos ante la sociedad, los mostraremos como enemigos de una sociedad libre, enemiga del progreso”, lanzó.
Tampoco faltaron las menciones al profeta bíblico Moisés y la ex primera ministra británica Margaret Thatcher como sus referentes, y remarcó la necesidad del país de “volver a Occidente”, para “enseñarle que se ha desviado del camino, tal como lo hice yo en el Foro Económico Mundial”.
En ese marco y consultado si había tratado la cuestión Malvinas con el canciller británico, David Cameron, durante su participación en el Foro de Davos, el Presidente sostuvo: “Hemos decidido tener una relación adulta en la cual justamente participar y trabajar de manera conjunta en la agenda internacional y empezar a tener una charla sobre nuestra diferencia territorial”.
En cuanto a la relación con el mundo, Milei negó haber roto los lazos con China y reiteró que “es cierto que no me aliaré con los comunistas, pero hay que separar las cuestiones geopolíticas de las comerciales, porque básicamente es una decisión de los privados”.
El mandatario planteó que Argentina necesita inversión extranjera para garantizar que la economía se recupere más rápido. “Cuantas más inversiones consigamos y más bajas sean las tasas de interés, la recesión será mucho más suave y la recuperación mucho más rápida”, manifestó, y destacó: “Tenemos que hacer un gran esfuerzo de comunicación para que vean que esta vez vamos en serio, que esta vez sí que es diferente”.
También aseguró que seguiría adelante con sus planes de privatizar empresas estatales. “Todo lo que pueda vender primero, lo venderé primero”, expuso, pero señaló que vender la participación mayoritaria del Estado en YPF ya no es una prioridad porque “implicaría una gran pérdida de valor para los argentinos”.