El 30 de agosto fue un día histórico para el país, tras el lanzamiento del satélite argentino SAOCOM 1B, que ya se encuentra recorriendo la órbita terrestre. Este hito nacional tiene un tinte pampeano, con la presencia entre otros integrantes de un gran equipo de egresados de la Facultad de Ingeniería de la UNLPam, de Juan Pablo Paparini, ingeniero de INVAP, quien destacó la formación en la casa de altos estudios provincial.
El Satélite Argentino de Observación con Microondas, SAOCOM 1B, fue lanzado con éxito desde Cabo Cañaveral, Estados Unidos. Está provisto para tomar hasta 225 fotografías diarias para medir la humedad del suelo y obtener información de la superficie en territorio nacional. Desarrollado y fabricado por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), en colaboración con numerosas instituciones del sistema científico-tecnológico argentino, entre ellas la CNEA, INVAP y VENG.
“Es una experiencia muy gratificante, se vive con mucha emoción todo este tiempo. Son muchos años invertidos en el proyecto. Es ver cómo se va realizando, va avanzando y finalmente llega a su conclusión. Ahora hay gente que lo empieza a usar y es el inicio del proyecto para otra gente, pero es gratificante y está lleno de emociones y cosas lindas, como todo esto que está pasando”, contó el piquense de 31 años.
También comentó que el proyecto lleva alrededor de 30 años. “Es de muy larga data, que avanzó despacio, seguramente fue mutando, hay muchas cosas que yo no viví, ya que hace 8 años que estoy en la empresa. El proyecto ya había tomado mucha fuerza y estaba en una etapa donde se veía que pronto iba a ser lanzado.
Un proyecto que se frenó, avanzó y así durante muchas etapas de la Argentina, donde el presupuesto fue cambiando. Además, es un proyecto muy complejo, la parte de radar, todo los instrumentos, es una tecnología totalmente nueva que se desarrolló por completo; la plataforma también pero había más experiencia en eso. Pero el radar fue un desafío tecnológico muy importante y abrió las puertas a otras tecnologías en Argentina que hoy están en radares secundarios”, afirmó.
El ingeniero electromecánico con orientación en automatización industrial se refirió a la importancia del apoyo del Estado para que el proyecto avance. “En todos los gobiernos, de una forma u otra hubo apoyo, quizás más a un proyecto que a otro, pero la empresa en sí, siempre tuvo buenas relaciones con todos los gobiernos. En Argentina, los gobiernos buscaron apoyar la tecnología, cada uno tiene sus prioridades y qué proyecto le interesa más apoyar, pero tampoco estamos ajenos a la realidad nacional”, explicó.
Constelación Ítalo Argentina
Los satélites SAOCOM forman parte del Sistema Ítalo Argentino de Satélites para la Gestión de Emergencias (Siasge), que junto a los satélites de la Constelación Italiana COSMO-SkyMed, de la Agencia Espacial Italiana (ASI), permiten obtener información certera y muy frecuente de inundaciones, erupciones, terremotos, avalanchas, derrumbes y deslaves entre otras contingencias.
“Este satélite posiciona muy bien a la Argentina en lo que es tecnología radar, sobre todo satelital. No es una tecnología que muchos países puedan y tengan la capacidad de producirla, sobre todo con la envergadura de este satélite, son tres mil kilos en el satélite. Y este tipo de radar en el espacio permite obtener imágenes con o sin nubosidad del suelo, puede obtener mapas de humedad, la topografía y distintos productos dependiendo la operación del radar.
La parte de humedad se mezcla con otros mapas que se obtienen con otras tecnologías satelitales y sirven para aumentar la productividad y mejorar la planificación del agro por ejemplo. Algo importante es que este satélite es parte de una constelación Ítalo Argentina, donde están los dos SAOCOM y los satélites italianos COSMOS, todos para dar servicios, para anticipar emergencias climáticas en tiempo real. Entonces, brindan toda la información sobre el área afectada: inundaciones, incendios, otras catástrofes que pueden ser atendidas o prevenidas con información satelital. Hay muchos productos que se pueden sacar. Aún después de que el satélite esté fuera de circulación, la información va a seguir siendo procesada y sacando productos científicos importantes”, detalló.
Cambios tecnológicos
Paparini también hizo referencia al cambio tecnológico, en un proyecto que se inició hace casi 39 años. “Hay cambios, pero lo que tiene la industria satelital es que es una industria que avanza un poco más lenta tecnológicamente. Es por la seguridad que se necesita, por la confiabilidad en la tecnología. Si bien hay mucha, como los celulares que cada vez son más chicos, la electrónica cambia y todo el tiempo hay cosas nuevas.
Esa electrónica es muy susceptible a fallas, sobre todo en el ambiente hostil en el cual está un satélite. La tecnología satelital tiene que funcionar durante cinco años en un ambiente de muy alta radiación, a temperaturas extremas de los -40 y cerca de los 60 grados. Entonces se está empezando a incorporar mucha tecnología que se llama “tecnología comercial”, es algo que se está buscando ahora para lograr productos más baratos. Un satélite cuesta miles de millones de dólares y muchas horas de gente trabajando, muchos testeos. La electrónica va toda redundada, siempre tenés dos computadoras de vuelo, dentro de cada una un chip que está redundado, tenés todo camino doble para evitar que una sola falla te saque o te apague todo y te quedes sin nada”, afirmó.
En el repaso por su infancia, hizo hincapié en su admiración por la NASA, lo que marcó su rumbo. Además, destacó el vínculo de la Facultad de Ingeniería con la empresa INVAP. “Fueron vínculos importantes y hoy estoy donde tengo que estar, es mi sensación. Donde estaré en el futuro, no lo sé. Seguir creciendo y aumentando estos logros son parte de mis aspiraciones”, apuntó.
Por último, Paparini contó que ahora el trabajo continúa en dar un soporte a la CONAE. “Nosotros damos soporte, primero se resuelven todas las tareas que tienen que ver con el vehículo o la plataforma de servicio, que es todo el satélite, que le da energía, soporte al instrumento que está solamente en capturar imágenes, guardarlas y transmitir la información a tierra y el resto de la plataforma es la que le da soporte de orientación, capacidad de control de órbita, comunicaciones, energía, todo lo que necesita. Etapa de comisionando y testeando, es casi un mes, dependiendo de las maniobras hasta que se defina la órbita final. Y después son casi seis meses para comisionar y hacer todas las calibraciones del instrumento para dejarlo operativo”, confirmó.
Parte de un gran equipo
El ingeniero pampeano cerró con un agradecimiento a la comunidad educativa de La Pampa, que le ha dado la oportunidad a muchos pampeanos egresados de la Facultad, ser parte del equipo que hizo posible el lanzamiento del SAOCOM 1B. Paparini no dudó en señalar e identificar a sus colegas provenientes de la misma casa de altos estudios pampeanas.
Así, destacó la participación de Andrés Laudari, el primero de los graduados en arribar al INVAP, y a cargo del diseño de control orbital. Del mismo modo a Diego Díaz en el área de integración térmica, Enrique Biancamano de ensayos ambientales del satélite, área en la que también participa la ex docente de la facultad, Valeria Gessaghi, responsable del Servicio de Ensayos de Alta Tecnología, Gustavo Mattioli, Agustín Casquero y Juan Pablo Paparini en diseño y programación del control de orientación. Germán Virbauskas, José Rangone y Martín Bergara en diseño térmico, y Juan Carlos Stepanoski en integración y test del sistema de propulsión y el docente y director de tecnología (CTO) de la gerencia aeroespacial de INVAP, José Relloso.
Reconocidos
En el año 2018, y por iniciativa de los diputados nacionales Melina Delú y Ariel Rauschenberger, los ingenieros egresados de la Facultad de Ingeniería de la UNLPam recibieron el reconocimiento en la Cámara de Diputados de la Nación por su participación directa en la construcción del “Satélite Argentino de Observación con Microondas SAOCOM 1 A” lanzado al espacio el 8 de octubre de ese año. “La nueva misión espacial toca de cerca a la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Pampa” que a través de sus graduados participó en forma directa con la empresa INVAP, empresa de renombre y reconocimiento internacional” señaló entre sus fundamentos el Proyecto de Resolución que distinguió, merecidamente, a Andrés Laudari, Gustavo Mattioli, Agustín Casquero, Juan Carlos Paparini, Germán Virbauskas, José Rangone, Martín Bergara, Juan Carlos Stepanoski, Enrique Biancamano y a José Relloso, este último referente de las actividades aeroespaciales.