Aharon Haliva fue uno de los varios altos mandos israelíes que afirmaron no haber sabido prever ni evitar el ataque más devastador de la historia de Israel.
El jefe de la inteligencia militar israelí, que el año pasado aceptó su responsabilidad por los fallos que permitieron el ataque dirigido por Hamás contra Israel el 7 de octubre, renunció, según informó el ejército en un comunicado este lunes.
El general de división, Aharon Haliva, fue uno de los varios altos mandos israelíes que afirmaron no haber sabido prever ni evitar el ataque más devastador de la historia de Israel.
“La división de inteligencia bajo mi mando no estuvo a la altura de la tarea que se nos encomendó. Llevo conmigo ese día negro desde entonces”, dijo en una carta de dimisión hecha pública por el ejército.
Durante el ataque del 7 de octubre, miles de combatientes de Hamás y otros grupos rompieron las barreras de seguridad de alta tecnología que rodean Gaza, sorprendiendo a las fuerzas israelíes y arrasando las comunidades de los alrededores del enclave.
En el ataque murieron unos 1.200 israelíes y extranjeros, la mayoría civiles, y unos 250 fueron secuestrados en Gaza, donde 133 permanecen aún como rehenes.
El ataque empañó gravemente la reputación de los servicios militares y de inteligencia israelíes, considerados hasta entonces prácticamente imbatibles.
El jefe de las fuerzas armadas, teniente general Herzi Halevi, y el jefe de la agencia de inteligencia nacional Shin Bet, Ronen Bar, aceptaron su responsabilidad tras el ataque, pero permanecieron en sus puestos mientras continuó la guerra en Gaza.
Por el contrario, el primer ministro Benjamin Netanyahu no aceptó hasta ahora su responsabilidad, aunque las encuestas indican que la mayoría de los israelíes le culpan de no haber hecho lo suficiente para prevenir o defenderse del ataque.