Gastón Ariel Mercanzini, el hombre que arrojó una botella a Javier Milei durante la asunción presidencial, fue condenado a 3 meses y medio de prisión por haber agredido tanto al presidente como a su custodio el pasado 10 de diciembre. Si bien la defensa no descarta apelar la sentencia, fue considerada “satisfactoria” por la fiscalía y que “sentará precedente claro” respecto al accionar violento contra funcionarios públicos.
La jueza federal María Eugenia Capuchetti, la misma que investiga el intento de asesinato contra Cristina Kirchner, dictaminó este lunes 13 de mayo una sentencia de 3 años y 6 meses de prisión efectiva para Gastón Mercanzini, un exfuncionario del gobierno de Entre Ríos que anteriormente tuvo varios altercados con la justicia, incluida una denuncia por estafa y otra por abuso sexual.
En un procedimiento de juicio abreviado anclado en la confesión del acusado, la magistrada ratificó el acuerdo alcanzado con su abogado Juan Martín Ermida y el fiscal Carlos Rívolo. “Es un resultado satisfactorio”, dijo la jueza Capuchetti al finalizar la audiencia. La pena impuesta, en tanto, se suma a otra condena previa que tenía Mercanzini por un caso de abuso sexual en Entre Ríos.
Detalles de la audiencia
Capuchetti, a cargo del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal n° 9, subrayó la importancia de las pruebas presentadas durante el proceso que, con contundencia, determinaron que Mercanzini fue la persona que arrojó una botella de vidrio hacia el auto en el que viajaba el presidente Javier Milei y su hermana Karina durante la asunción presidencial del 10 de diciembre pasado.
“Además de la abultada carga probatoria que comprueba la responsabilidad penal de Mercanzini sobre el hecho objeto del presente proceso, es dable tener presente el reconocimiento expresado por el nombrado al momento de su detención, al prestar declaración indagatoria, en el acta de acuerdo abreviado arribado con la Fiscalía interviniente y en la audiencia prevista en el art. 431 bis del CPPN celebrada en la sede de este Tribunal”, señaló la jueza.
La acción de Mercanzini quedó probada “con el grado de certeza” y, según la reconstrucción del hecho, ocurrió a las 13 horas en la avenida Rivadavia altura Montevideo cuando el hombre arrojó una botella de vidrio al auto marca Mercedes Benz, color negro, y que iba en dirección a la Casa Rosada.
El accionar, en tanto, no solo amenazó al flamante jefe de estado sino que le causó heridas al subcomisario Guillermo Armentano, una acción que quedó corroborada por los elementos de prueba reunidos durante la investigación. Según el fallo, el custodio de la Policía Federal Argentina sufrió un golpe en su parietal izquierdo, que le provocó una herida de un centímetro de largo, con edema de la zona y sangrado, con un pronóstico de curación, salvo complicaciones, en menos de 30 días.
El pedido de disculpas
“Quiero pedirle disculpas al Presidente y a su hermana. No quise lastimar a nadie, no tuve ninguna intención de hacerlo”, sostuvo Mercanzini en su presentación judicial. “No medí las consecuencias, (tengo) bronca por todo lo que pasa, y todo lo que me pasa a mí. No apruebo lo que hice, le pido mil disculpas al oficial que lastimé y a todos sus familiares que vieron ese episodio por televisión, no quise lastimar a nadie, al otro día me di cuenta lo que pasó”, agregó durante su indagatoria.
Asistido por el defensor oficial, Mercanzini contó que tomó la botella del suelo, la arrojó y luego discutió con otros testigos de su accionar, destacando que seguía “sin darse cuenta” de lo que había pasado. Según su relato, lo empezaron a golpear, le robaron la mochila y se fue al hospital. Recién al día siguiente y después de “dormir en la calle, en Once”, cerca de las tres de la tarde se cruzó con una persona que le dijo que “todo el mundo” lo buscaba por la agresión a Javier Milei, previo a ser detenido.
En paralelo, la defensa del acusado había argumentado problemas de adicciones como atenuante, pero la jueza no lo consideró suficiente y decidió su condena, argumentando el riesgo de que el imputado pueda cometer un ataque similar en el futuro. “La justicia ha cumplido su función de manera imparcial y basada en las pruebas presentadas”, concluyó la jueza Capuchetti.
Por su parte, el fiscal Rívolo expresó que “se ha hecho justicia en este caso, y esperamos que sirva como un precedente claro para aquellos que intenten cometer actos violentos contra las autoridades”.