El grupo Solar Foods revolucionó la industria foodtech en su nueva planta cerca de Helsinki. Su proyecto “comida de la nada” se plantea como alternativa ecológica a la ganadería tradicional.
El grupo sueco Solar Foods concretó un anuncio que revolucionó el universo de la industria foodtech: puso en marcha un proceso que denominó “comida de la nada”, mediante el cual desarrolla una nueva tecnología para crear proteínas a partir de células, utilizando sólo aire y electricidad.
Lo hace en su planta recién inaugurada cerca de Helsinki, donde los científicos calificados como “agricultores del futuro” trabajan con un microbio que es alimentado con dióxido de carbono, hidrógeno y minerales en un proceso que utiliza electricidad de fuentes renovables.
La compañía presentó el nuevo producto bautizado Solein en su página web como “la proteína más pura y sostenible del mundo. Es rica en nutrientes, puede tener el sabor y la apariencia de cualquier cosa para la que la use y su funcionalidad no tiene paralelos: puede usarse en cualquier alimento, independientemente de la dieta. Y ahora está a punto de entrar en producción comercial”.
El proyecto despertó fuerte interés en los inversores de esta industria. Así se reflejó en una reciente emisión de acciones de Solar Foods, abierta el 15 de abril. Estaba previsto que la emisión permaneciera abierta hasta el 8 de mayo. Sin embargo, la ronda de financiación alcanzó su cifra objetivo en sólo ocho días, más de dos semanas antes de lo previsto.
Pasi Vainikka, el director general de la compañía, explicó personalmente este desarrollo a la prensa durante una visita guiada por la planta: “Podemos extraer del aire nuestra principal materia prima para el microbio y así lanzamos la producción de la proteína más sostenible del mundo”, remarcó.
Fundada por Vainikka y Juha Pekka Pitkanen en 2017, la startup Solar Foods abrió en abril pasado su “primera fábrica del mundo que cultiva alimentos a partir del aire”.
“Gran parte de las proteínas animales de hoy en día pueden ser producidas por la agricultura celular y así podemos liberar tierras agrícolas y reponer una reserva de carbono”, añadió el empresario citado por la agencia AFP.
La agricultura celular se consolida como alternativa ecológica
La agricultura celular, que consiste en producir alimentos o nutrientes a partir de cultivos celulares, se considera cada día más como una alternativa ecológica a la ganadería, una de las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero.
La carne, los huevos o la leche producidos en laboratorio despertaron el interés de empresas, que se lanzaron al cultivo de células animales.
Pero para sus detractores, este proceso es considerado “antinatural” y argumentan que consume mucha energía y es costoso.
Un kilo de esta nueva proteína Solein emite 130 veces menos gases de efecto invernadero que la misma cantidad de proteína procedente de la carne de vacuno en la Unión Europea, según un estudio de especialistas en alimentación sostenible de la Universidad de Helsinki citado por Solar Foods.
Y dado que se prevé que el consumo de carne siga aumentando en los próximos años, iniciativas como la antes descrita cobran mayor relevancia, según sus promotores.
“La producción industrial de alimentos, especialmente la ganadería, es una de las principales causas de emisiones de gases de efecto invernadero y de la pérdida de biodiversidad”, señala Emilia Nordlund, directiva de VTT, organismo público finlandés responsable de la investigación alimentaria.
“Las nuevas tecnologías de producción de alimentos pueden contribuir a reducir las emisiones de la agricultura intensiva y a diversificar la producción de alimentos”, remarcó.
Las tecnologías de fermentación utilizadas para producir nutrientes existen desde hace décadas, pero su desarrollo se aceleró con la aparición de nuevos proyectos de investigación en el mundo.
“Este campo está en fase de expansión, con las primeras plantas de demostración construidas, como la de Solar Foods en Finlandia”, explica la experta. “Estamos en una fase crucial. Veremos qué nuevas empresas sobrevivirán”.
A la espera de la aprobación en EE.UU. y Europa
Vainikka, vestido con un traje protector para evitar la contaminación bacteriana en la fábrica, muestra a sus invitados al recorrido un tanque gigante de acero. “Se trata de un fermentador con una capacidad de 20.000 litros”, dice, y el microbio se multiplica dentro del tanque cuando se alimenta con gases de efecto invernadero.
El líquido que contiene los microbios se extrae del recipiente y se transforma en un polvo amarillento rico en proteínas, con sabor a “avellana y cremoso”, comenta.
“El fermentador produce cada día tantas proteínas como 300 vacas lecheras o 50.000 gallinas ponedoras”, asegura Vainikka, el equivalente a cinco millones de comidas anuales para la ingesta de proteínas.
A corto plazo, el principal objetivo de la pequeña fábrica finlandesa, que emplea a unas 40 personas, es “demostrar que la tecnología es viable”, con el fin de atraer las inversiones necesarias en espera de la aprobación reglamentaria europea.
La proteína fue autorizada a la venta en Singapur, donde algunos restaurantes la incorporan en helados, pero todavía no fue clasificada como producto alimenticio en la UE ni en Estados Unidos.
Para tener un impacto real el objetivo es “construir una fábrica 100 veces más grande que ésta”, concluye Vainikka.