La antesala del clásico de Avellaneda entre Independiente y Racing ya se ve empañada por un episodio de violencia en Wilde que, afortunadamente, no presentó heridos. Se trató de un tiroteo en la puerta de una parrilla que enfrentó a dos facciones de la barra del Rojo durante un cumpleaños.
Si bien los detalles aún son escasos, lo cierto es que una parte de la barra oficial se encontraba celebrando el cumpleaños del “Ninja”, uno de sus integrantes. Allí, según las primeras informaciones, 10 miembros de una facción disidente se hicieron presentes, dispararon contra la multitud y huyeron mientras eran perseguidos por los agredidos.
El hecho quedó grabado por una cámara de seguridad aledaña, que captó como los agresores huyeron, mientras los agredidos intentaban perseguirlos. De todas maneras, la policía llegó poco después y no constató heridos, aunque tampoco realizó detenciones. Poco después del hecho, el establecimiento gastronómico emitió un comunicado con el que informó lo sucedido, aseguró que no hubo heridos y que el episodio estuvo relacionado con una interna de barras: “Al parecer, hubo un confrontamiento entre barras de un equipo de fútbol, que nada tiene que ver con la parrilla El Tano. Repudiamos todo tipo de violencia, y dentro de nuestro establecimiento no aceptamos ningún modo de confrontación”.
La interna de la barra de Independiente, una olla a presión
Si bien el tiroteo en Wilde es el último episodio, lo cierto es que la interna que se vive dentro de la barra de Independiente no es nueva y hace ya varios meses que suma hechos violentos. Actualmente, la facción oficial es la del grupo autodenominado Los Dueños de Avellaneda, cuyo centro neurálgico se encuentra en Barracas. Sus líderes son Ignacio Leczniki y Mario Nadalich, quienes tomaron el control de la barra durante la gestión de Hugo Moyano y se mantuvieron tanto con Fabián Doman como con Néstor Grindetti.
Frente a ellos quedaron varios de la vieja guardia, como Carlín del barrio Pepsi, los del barrio 4 de junio que siempre respondieron a César Loquillo Rodríguez y unos 150 de distintas zonas que siempre se referenciaron en Bebote Álvarez. Estos grupos venían manteniendo un perfil bajo y se ubicaban en la Sur Alta del estadio, pero de a poco comenzaron a confrontar con la oficial: llevaron tirantes para algunos partidos y cantaban contra la otra facción mientras esperaban que el estadio se vacíe.
En mayo, tras un partido ante Vélez, finalmente se dio el confrontamiento entre ambos grupos, con corridas en el Libertadores de América. En concreto, el cruce se dio cuando la facción disidente denominada Los Rojos de Verdad salieron tras el partido y se dirigían hacia Monte Grande y Longchamps. En el camino -sin quedar en claro quién lo inició-, se trenzaron con la oficial. Lo insólito es que el episodio terminó sin detenidos y con la afirmación por parte de la Policía de que había sido “una rencilla menor”.