El actor conmovió al mundo del espectáculo en el último adiós a su esposa en el Cementerio de Chacarita. Estuvieron juntos 50 años y se ganaron el afecto y la admiración de todos
Arturo Puig despidió con profundo dolor a su esposa, Selva Alemán, y su tristeza es la de todo los que conocieron, en persona o a la distancia, a una de las parejas más queridas del mundo del espectáculo. Fue el primero en llegar a la casa funeraria Zucotti Hnos, ubicada en el barrio de Villa Crespo donde velaron a su esposa, y eligió resguardarse en la intimidad de sus afectos y no mostrarse en público.
Familiares, amigos y colegas del medio artístico se acercaron para despedir a la actriz que falleció el martes a los 80 años y cuyos restos descansarán en el Panteón de Actores del Cementerio de la Chacarita. Hacia allí se dirigió el cortejo fúnebre para darle el último adiós a Alemán, destacada actriz de teatro, cine y televisión, y compañera de Puig de los últimos 50 años.
Arturo Puig en la despedida a Selva Alemán
Entre las figuras que acudieron a darle el pésame se pudo ver al productor Carlos Rottemberg, al actor Federico D’Elía, quienes lo contuvieron un rato antes de que Puig cargue el féretro de Silvia luego de la misa celebrada en su honor. Junto a él, su grupo más cercano de amigos y familiares, entre ellos uno de sus nietos quien estuvo a su lado en este triste momento, tal como se aprecia en las fotos y en las imágenes del programa Intrusos (América).
Bajo el tenue sol de septiembre, y con lentes oscuros que no alcanzaban a mitigar su tristeza, el protagonista de éxitos como Grande, Pa! y El Rafa se abrazó uno a uno a quienes le acercaron sus condolencias. Una fila respetuosa lo escoltó en cada paso en el cementerio, desde el arribo del auto fúnebre con la chapa que nadie podía creer, el paso por la capilla para la oración en su memoria y el traslado al panteón para el último adiós.
La despedida de Selva Alemán conmovió profundamente al mundo del espectáculo, y Florencia de la V, la conductora de Intrusos, no pudo contener las lágrimas al difundir las imágenes: “Me angustia mucho verlo a él, por la historia de amor que tuvieron”, expresó, resumiendo el sentimiento del ambiente.
Arturo Puig carga el féretro con el cuerpo de su esposa
El productor Carlos Rottemberg acompañó a Arturo Puig hasta la Chacharita
Federico D’Elía, uno de los actores que estuvo junto a Arturo Puig en su hora más dolorosa
El coche fúnebre que trasladó los restos de Selva Alemán
En Chacarita se celebró una misa en honor a la actriz y luego sus restos fueron trasladados al Panteón de Actores
El profundo dolor de Arturo Puig, acompañado de sus familiares y amigos
La historia de amor entre Selva y Arturo
Arturo Puig y Selva Alemán se casaron el 30 de abril de 2001, coincidiendo con el cumpleaños de la actriz. Fue una ceremonia sencilla, acompañados solo por familiares y amigos cercanos. Sin embargo, su historia comenzó mucho antes. El flechazo ocurrió en 1974, durante la primera lectura de los guiones de la telenovela Fernanda, Martín y nadie más. A pesar de que esta producción no alcanzó un gran éxito, marcó un punto de inflexión en la vida de ambos actores.
Con cinco décadas de relación, Puig y Alemán enfrentaron los desafíos de haber comenzado su romance mientras ambos estaban casados con otras personas. Arturo, en aquel momento, tenía dos hijos pequeños, lo que complicaba formalizar su relación con Selva. Además, ella también estaba en un matrimonio anterior, y en esa época, el divorcio era un trámite complejo en Argentina. Esto hizo que la pareja pospusiera la decisión de oficializar su unión, total la firma era una mera formalidad.
Selva Alemán y Arturo Puig en la entrega de los Premios Sur 2024, su última aparición pública
Luego de meses disimulando sus sentimientos, decidieron comenzar su relación de manera más abierta, iniciando con un café que resultó ser el punto de partida. A lo largo de los años, compartieron escenario en numerosas producciones, pero prefirieron mantener sus vidas profesionales separadas, ya que la química que fluía en lo personal no era la misma en lo laboral. Según explicaron, esta separación en el trabajo fue fundamental para evitar tensiones y preservar la armonía en su relación personal.
La pareja tomó la decisión de no tener hijos en común, algo motivado en parte por las restricciones legales de la época y también por razones personales. Durante la dictadura militar, consideraron la posibilidad de adoptar, pero las complicaciones legales y políticas los llevaron a desistir. Además, Selva reveló que, debido a operaciones tempranas, el deseo de ser madre se vio frustrado, limitando esa posibilidad.