“Mi sueño es conocer a Franco Armani, soy fanático de él y de River”, dijo Bautista Stepke mientras miraba el partido del “Millonario” frente a Talleres por la Copa de la Liga. Él tiene 12 años, vive en El Jardín, Salta, y padece la enfermedad de Bruton, una dolencia congénita que lo obliga a atajar de rodillas cuando juega al fútbol. En medio de un tratamiento para recuperar la movilidad en sus piernas, un amigo de la escuela lo invitó a un club municipal y le cambió la vida.
Si bien al pequeño siempre le gustó el deporte, por la enfermedad entrenaba solo con un profesor. Sin embargo, ahora ya es parte de un equipo de fútbol infantil, en el que comparte sus tardes y partidos junto a otros 20 chicos de su edad. “Desde que soy muy chiquito que me gusta el fútbol, pero Mateo, un compañerito de la escuela me invitó a sumarme al equipo. Me gusta el grupo porque puedo compartir muchas cosas, que antes no tenía la posibilidad”.
Sin embargo, su enfermedad no le impidió cumplir con su deseo de integrar un equipo de fútbol. “Es un grupo muy lindo porque desde chiquito que lo integraron y lo ayudaron a ser parte, por suerte nunca sufrió discriminación”, dijo la mujer que está a cargo actualmente del nene.
“A los 11 meses le descubrieron la enfermedad, cuando fue a un control y el médico detectó que tenía las piernas muy delgaditas en comparación al resto del cuerpo. Quedó paralítico de la cadera para abajo y muy de a poco va recuperando la movilidad. Va a fisioterapia, a la pileta, anda a caballo y la verdad es que el fútbol lo ayudó a recuperarse. Antes le costaba muchísimo caminar, pero ahora está sin andador”, explicó Mattos.