El Millonario derrotó como local por 5 a 0 al Patrón, con cuatro goles de Julián Álvarez (29m PT, 37m PT, 40m PT y 29m ST) y otro de Agustín Palavecino (13m PT) y y le sacó 7 puntos al escolta Talleres de Córdoba.
River Plate, con cuatro goles de Julián Álvarez, goleó 5-0 a Patronato, de Entre Ríos en el Monumental en el partido correspondiente a la fecha 20 de la Liga Profesional de Fútbol que lo afirma en su camino al título.
La goleada empezó con Agustín Palavecino y Álvarez, máximo goleador del torneo con 15 tantos, aportó su cosecha en una noche de puro festejo en el Monumental.
El partido no empezó bien para River. Al minuto, Felipe Peña Biafore dejó la cancha por una lesión que motivó su llanto. El juvenil fue reemplazado por el experimentado Jonatan Maidana.
River se recompuso rápido de ese golpe emocional con el gol de Palavecino. El ex Platense avanzó con la pelota frente a la línea de cinco de Patronato y sacó un remate seco, esquinado, que hizo estéril el esfuerzo del arquero Matías Ibáñez.
A River se le allanó el camino, pero Patronato no salió. El plan del 5-4-1 se mantuvo inalterable a la espera de una contra o un error del local en la salida para aspirar a un empate.
El equipo de Marcelo Gallardo no le dio margen alguno. Manejó el desarrollo del partido con Palavecino como eje en la creación de juego y Enzo Pérez como cerebro.
Enzo Fernández y Santiago Simón, citados por Lionel Scaloni en la doble fecha de Eliminatorias, cumplieron a la perfección su trabajo. Colaboraron en cada ataque y sumaron en defensa, especialmente Simón con sus proyecciones por la banda derecha.
El segundo gol de River se produjo por un error de Ibáñez cuando dio rebote en un remate de Enzo Fernández. Palavecino apareció en el camino y Álvarez corrigió para gritar gol de cara a la tribuna Centenario.
El delantero cordobés de Calchín tenia más para dar. No dio por perdida una pelota, presionó a Ibáñez, quien completó una jornada negativa. Julián robó el balón y con un ángulo cerrado (como ante Sebastián Torrico en el 3-1 frente a San Lorenzo) definió con el toque justo.
Su tercera conquista significó un premio a su oportunismo cuando capturó de cabeza otro rebote.