El plantel del equipo cordobés terminó muy enojado con el árbitro Jhon Ospina y hubo incidentes con la seguridad.
En un encuentro marcado por la tensión y los conflictos, Talleres de Córdoba perdió por 2 a 0 ante San Pablo, en Brasil, en la última fecha de la fase de grupos de la Copa Libertadores, pero el foco de atención se desvió rápidamente de lo futbolístico hacia los incidentes con la Policía local, que culminaron con dos jugadores demorados.
La controversia comenzó con una decisión del árbitro colombiano Jhon Ospina, quien ordenó repetir un penal a favor de San Pablo debido a un supuesto adelantamiento del arquero argentino Guido Herrera. Lucas Moura aprovechó la segunda oportunidad y marcó el 1 a 0.
Poco después, una entrada de Luciano sobre Ramón Sosa en el área de Talleres no fue sancionada como penal, lo que desató la furia del equipo visitante. Al término del primer tiempo, Herrera, enfurecido, se enfrascó en una acalorada discusión con el árbitro, que terminó con intervención policial.
El arquero suplente de Talleres, Lautaro Morales, fue golpeado por un policía lo que provocó la furia de Herrera, quien confrontó al oficial y tuvo que ser contenido por sus compañeros. Tras finalizar el partido, Morales y el colombiano Juan Camilo Portilla fueron citados a declarar, un procedimiento habitual en casos de disturbios en estadios brasileños. Con la intervención del consulado argentino en San Pablo, los jugadores se reunieron posteriormente con la delegación de Talleres.
Según el diario O’Globo, los jugadores fueron detenidos por desacato y liberados tras pagar una multa de 10.000 reales cada uno, luego de una audiencia en la madrugada del jueves en el Juzgado Especial en lo Civil y Penal (Jecrim). Herrera expresó su indignación en una entrevista, donde criticó la actuación de la Policía brasileña y justificó su reacción como defensa hacia su compañero.
“Yo estaba hablando con el árbitro sobre el penal que se repitió cuando pasó lo de la reacción. Él después me confirmó que hubiese hecho lo mismo en mi lugar, que es defender a un compañero”, explicó Herrera, a la vez que comentó que los jugadores de San Pablo reconocieron la difícil situación con la Policía local. Sobre la actuación de las fuerzas de seguridad, el arquero manifestó: “Me llamó la atención la frialdad con la que actuaron, pero siempre es lo mismo cuando los equipos argentinos vienen acá”.
En cuanto a la detención de Morales y Portilla, Herrera señaló: “La justificación es que, ante cualquier insulto, te quieren retener. No sé si el policía está dando declaración, debe estar en su casa tranquilo; y fue el que generó todo, porque sino no pasaba nada”.
El colombiano Portilla también expresó su frustración antes de llegar a los vestuarios: “Muy caliente… La verdad que dar un precedente por la Policía brasileña, nos faltaron mucho el respeto. Son cosas que pasan en el partido entre jugadores y quedan allí. Salimos del campo y ellos nos agreden”.
Por último, César Saad, delegado brasileño, ofreció su versión: “Los deportistas fueron a quejarse ante el árbitro. La Policía Militar brindó protección al árbitro, creando una barrera con sus escudos. Al final del partido, el portero suplente lanzó insultos a los policías que escoltaban al árbitro, lo que llevó a su detención”.