Lionel Messi arrancó el 2024 con algo de fútbol después de un freno inédito en su carrera. Y fue una jornada de reencuentros en el Estadio Cuscatlán de la ciudad de San Salvador. En El Salvador y ante ese seleccionado volvió a jugar después de 58 días de su último compromiso ante Brasil (el Maracanazo del 1-0 por Eliminatorias) y 89 días después de aquel último encuentro con el Inter Miami, allá por el 22 de octubre de 2023. Ahora, y después de aquellos primeros meses intensos en Estados Unidos, Leo se está preparando para disfrutar más todavía de la experiencia en ese fútbol, al punto que le dio la bienvenida a un nuevo amigo como ya lo había hecho con Sergio Busquets y Jordi Alba. Luis Suárez, su compinche inseparable del Barcelona, ayer tiró las primeras paredes en el conjunto rosa vestido de negro.
Fueron 45 minutos para ambos en el primer partido de una intensa pretemporada (ver aparte) antes de comenzar un año cargado de desafíos con las Garzas buscando llegar lejos y pelear por el título en la MLS, defender la corona en la Leagues Cup y ser protagonista en la Concachampions, el torneo más importante de Centro y Norte América. Ese punto de partida se dio anoche ante los salvadoreños, un combinado que no sólo ni estuvo cerca de clasificarse a la Copa América (del 20 de junio al 14 de julio) sino que lleva 16 partidos sin victorias. Ante ese rival se inició la travesía para un Messi que fue el principal atractivo para el país