Así como el equipo de la fiscalía que sentó un precedente inigualable en la historia, la premisa del film tenía en claro que las y los jóvenes a cargo de sus interpretaciones fueran revelaciones, símbolo sobre “cómo se construyen los cambios”. En esta nota, la politóloga y comunicadora Leyla Bechara, nos cuenta cómo fue su debut cinematográfico y cuán vigente la encontramos en nuestros días.
“Argentina, 1985” ya está en la calle y a pocos días de su estreno se posiciona como una de las películas nacionales más exitosas de los últimos tiempos, no solo por las críticas del público y la industria del cine sino también por la amplia convocatoria que cosechó a pocos días de su estreno.
Con la fuerza del boca en boca, el film de Santiago Mitre vendió más de 300 mil entradas en su primera semana de estreno. Así, el film protagonizado por Ricardo Darín y Peter Lanzani se quedó con el 47% de las personas que se acercaron a los cines locales entre el 29 de septiembre y el 5 de octubre para convertirse en el lanzamiento nacional más notable desde el inicio de la pandemia, según los números de Ultracine.
En sus dos horas y media de extensión la película reconstruye cómo se llevó a cabo el juicio a las Juntas Militares que gobernaron el país desde 1976 hasta 1983 a partir de un golpe cívico militar. El proceso, realizado durante la administración de Raúl Alfonsín, fue posible gracias al fiscal Julio César Strassera (personificado por Ricardo Darín) y su fiscal adjunto Luis Gabiel Moreno Ocampo (Peter Lazani).
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Su abismal trabajo contó con la colaboración de un grupo de jóvenes abogados que el film se ocupa de retratar con el merecido protagonismo que tuvieron en la causa: fueron ellos y ellas las que, bajo las órdenes de ambos fiscales, recopilaron las pruebas que enjuiciaron a los jerarcas de la última dictadura cívico-militar.
Leyla Bechara es politóloga y se dedica a la comunicación política. El año pasado, justo el día de su cumpleaños, recibió un mensaje especial: la actriz y directora de casting Katia Szechtman (quien trabajó codo a codo con Mariana Mitre) le dijo que había fichado su perfil para una película pero que, para contarle más, debía firmar un contrato de confidencialidad. Ahí fue cuando sospechó que se trataba de algo grande.
Luego de conversar sobre la temática del film le contó que el director era Mitre: “Es uno de los directores que más me gustan. Su película ‘El Estudiante’ me marcó mucho. La vi por primera vez a mis 16 años, terminando la secundaria y ahí fue cuando dije ‘sociales es el lugar en el que tengo que estudiar’”, recuerda Becha que estudió Ciencia Política en la Facultad de Ciencias Sociales de UBA.
Y así como el trabajo con Mitre fue su orgullo, para el director significó lo mismo el trabajo con ella. “Hicimos una búsqueda de actores en convocatoria y aparecieron todos estos chicos que para mí son un milagro, son geniales. Como el caso de Leyla Bechara que no había actuado antes y es una maravilla lo bien que está en la película”, contó en diálogo con Filo.News.
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“Estoy muy contento de cómo se conformó ese equipo, de hecho entre ellos se generó una suerte de alquimia muy linda: son muy amigos, se siguen viendo. Los quiero mucho a todos y estoy muy agradecido por cómo trabajaron, y por cómo mi hermana y Katia los eligieron”, añade el cineasta también realizador de cintas como “La Patota” (2015), “La Cordillera” (2017), “Pequeña Flor” (estrenada en BAFICI, 2022)
A pesar de algunos traspiés en el casting, Leyla fue elegida para interpretar junto a un grupo de jóvenes actores y actrices a una de las abogadas que investigó en una de las causas más importantes para la historia argentina.
Almudena González es Judith Köning, Félix Santa María es Carlos “Maco” Somigliana, Antonia Bengoechea es una de las abogadas que participa desde la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas), Santiago Rovito es Eduardo Manera y Manuel Caponi es Lucas Palacios, junto a Brian Sichel.
Para componer sus personajes los y las actrices fueron preparados a partir de charlas con los verdaderos “fiscalitos” del caso: “Tuvimos un par de zooms con ellos en los que nos contaban cómo habían vivido todo el proceso. Fue realmente muy conmovedor y zarpado porque ellos eran re pibes, tenían 20/25 años y estaban haciendo algo que no sabían qué era”, recuerda.
Les hablaron de su inocencia en el proceso que implicaba condenar a los jerarcas militares, a los que se los acusaba de torturar, asesinar y desaparecer a miles de personas durante sus años de gobierno. “Nos contaban mucho del sentido familiar que habían logrado armar”, dice Becha y hace un paralelismo con sus compañerxs en la peli: “Hoy en día todos los fiscalitos somos muy amigos, nos re bancamos. Vivimos el proceso de esa manera, divirtiéndonos, y con mucha conciencia”, afirma.
Tal como le ocurrió a ella con “El Estudiante”, la troupe más joven que participó del film espera que suceda lo mismo con “Argentina, 1985”: “Todo el tiempo pensábamos ‘che esta peli la van a pasar en colegios, ¿ustedes se dan cuenta?’ y salíamos a la escena. Era el momento de cable a tierra de lo que estábamos haciendo”, agrega y reafirma: “El cine político es muy importante, porque cuenta nuestra historia y contar nuestra historia a través de la ficción es también hablar de soberanía política”
El personaje de Leyla, al igual que el de sus compañeros y compañeras, existió realmente: en la película ella da vida a una de las abogadas de la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas). Tras este caso, se convirtió en jueza de la provincia de Santa Fe que se dedicó a llevar adelante causas de lesa humanidad y falleció hace algunos años.
Carlos “Maco” Somigliana hoy integra el Equipo Argentino de Antropología Forense y estuvo a cargo de la investigación del caso de Santiago Maldonado. Es también el hijo del dramaturgo del mismo nombre, Carlos Somigliana, amigo cercano de Strassera, y quien participó en la escritura del solemne alegato final, que tanto emociona como lo conmociona a Mitre “el vínculo entre Maco y su padre, juntos en ese juicio histórico”. “Hay un momento en el final donde los personajes se abrazan que lo veo y todavía me eriza la piel. Debe haber sido muy fuerte para ellos trabajar así”, nos cuenta.
Judith Köning era la más chica del grupo. Tenía 20 años en 1985, y se ocupó de atender el teléfono y, por consecuencia, las amenazas que llegaron, llamados que sobrellevaba con humor: como la anécdota de la película, “voz como de facho“, que ocurrió realmente. Incluso estaba atenta al juicio desde antes de formar parte del equipo del “Loco” Strassera, como le decían. Se incorporó al equipo a tres meses que finalizara el plazo para presentar la evidencia, pero desde antes había conservado la edición de La Nación de aquel día en que el presidente Raúl Alfonsín habilitó el juzgamiento a los nueve comandantes.
Trabajó mucho tiempo como fiscal, cumpliendo un rol central en un sinnúmero de investigaciones que marcaron la historia judicial de las últimas décadas, tuvo (al igual que Maco) una participación en la película y falleció en enero de este año.
Lucas Palacios tenía una hipoteca de verdad y dos hijos, tal como se narra en el film; y además trabajaba en la Procuración.
Sin embargo, la lista se extiende. Nombres como Sergio Delgado, Nicolás Corradini, Mabel Colalongo, María Del Carmen Tucci, Nilda Peralta, Alberto Julio Sisini, Pablo Kanovich, Juan Alejandro Kawabata, y también se desempeñaron en esa suerte de héroes y heroínas que deben ser documentados al igual que los fiscales, que como se ve en la película recorrieron el país marcando los centros clandestinos de detención, buscaron testigos, les tomaron declaración, revisaron la investigación de la CONADEP, y de los 8 mil -documentados en el libro, sobre los 30.000 que registra la historia- presentaron 709 casos.
Entre los que seleccionaron el de la física Adriana Calvo de Laborde, el obrero gráfico secuestrado en la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada), Víctor Basterra que cambió la mirada de Jorge Luis Borges (algo así como sucedió con la madre de Moreno Ocampo), Alejandra Naftal (directora del Museo Sitio de la Memoria ESMA), Iris Pereyra de Avellaneda (titular de la Liga Argentina por los Derechos Humanos), y tantos que como detalla el alegato “…que no agotan el escalofriante número de víctimas que ocasionó lo que podríamos considerar como el mayor genocidio que registra la joven historia de nuestro país”.
En la entrevista, Leyla remarca que no fue necesario instruir al casting en lo que significaron aquellos años para la historia Argentina, aunque afirma que la charla con los verdaderos protagonistas y la lectura del libro “Nunca más” fueron enormes puntapiés para componer a sus respectivos personajes. “Hablamos mucho entre nosotros, más de lo que pasó y de la importancia de contar lo que pasó y por eso la peli también. Pero ese compromiso estaba en cada uno de nosotros”, cuenta.
Mitre define a las y los jóvenes como un “milagro”. “Teníamos muy claro que el elenco fueran todos descubrimientos, teníamos que salir a buscar ‘caras nuevas'”, detalla. Y así fue.
“Entender que era una Justicia que venía de la Dictadura y que había mucha gente que no creía en el juicio ni quería que se hiciera. Entonces la forma en la que Strassera y Moreno Ocampo tuvieron que formar este equipo fue inspirador para mí como cineasta y creo que deja una imagen interesante sobre cómo se producen los cambios”, añade.
Además de este grupo de actores, los y las trabajadoras de la película fueron personas jóvenes, que vivieron los hechos narrados en el film de niñxs, o directamente como un relato: “El testimonio de Adriana Calvo de Laborde y el alegato final se grabó muchas veces, fue mucho laburo. Todos, desde los técnicos, sonidistas, extras, sentíamos mucha emoción. A veces, ni siquiera teníamos que actuar porque ya era emocionante y escalofriante a la vez”, recuerda.
“Todos tuvimos un compromiso zarpado, terminábamos las escenas y nos abrazábamos. Un compromiso muy fuerte con la historia con mayúsculas, y un respeto a eso que en el laburo diario se notaba mucho”, agrega.
El Juicio a las Juntas, llevado a cabo en 1985, implicó que todos los sectores y líderes políticos de la sociedad, incluso con sus contradicciones, asumieran la responsabilidad de llevarlo a cabo y estar a tono de los reclamos sociales, que también impulsaron la realización de este juicio. En el marco de una democracia endeble, recuperada muy recientemente y con la fuerza militar aún empoderada, significó un hecho histórico a nivel mundial.
Instancia que se convirtió en la primera en la historia en la que un tribunal civil condenase a comandantes militares, es un precedente que incluso se diferencia de los juicios de Núremberg (a los nazis, llevados a cabo por los Aliados, y donde la escritora Victoria Ocampo fue la única mujer invitada a asistir). Fue además un ejemplo, un modelo para la lucha por los derechos humanos en Latinoamérica donde aún Augusto Pinochet gobernaba en Chile.
En ese sentido, Leyla propuso un paralelismo con la Argentina actual y aseguró: “Implicó que todos los involucrados se pusieran a pensar la democracia que queríamos construir y eso me parece que habla mucho en esta época y que nos interpela en ese sentido. La peli tiene una mirada muy linda y fresca de la juventud, desde nuestros personajes, el del hijo de Strassera”. O como dice Darín en la piel de Strassera: —Yo les diría que le presten más atención a la contundencia de las pruebas que a la juventud de mi equipo, yo sé porqué se los digo.
En un contexto donde abunda desde ciertos sectores la desilusión en la política “Argentina, 1985” viene a revivir una noción de compromiso y llama a las juventudes a involucrarse con la historia: “Es una peli que dice ‘vos también sos importante en este entramado que es vivir en democracia. Lo que hagas o dejes de hacer tiene un peso fundamental’”, asegura Becha y apunta sus expectativas a quienes no vivieron aquellos años.
“Defender la democracia no es una cosa que se hace solo cuando vas a votar sino que es todos los días, repudiar la violencia y construir socialmente desde un lugar comprometido con eso y creo que la peli lo logra hacer. Hay quienes van a renegar de la peli pero porque de alguna forma los ha tocado, si no renegaran sería un problema también”, refuerza.
“Fue todo una gran anécdota, lo hice por eso”, bromea Leyla que stremea en su propio canal de Twitch y conduce todos los lunes de 10 a 12 de la mañana por el canal Gelatina su programa radial de comunicación política, “Primer Aviso”.
Los datos de convocatoria del largometraje se hacen aún más significativos cuando se recuerda que su presencia en cines es exclusiva en 223 salas y complejos independientes, fuera del circuito más importante de exhibición. Los únicos complejos que acordaron su proyección fueron: Atlas y Multiplex quedando fuera grandes cadenas como Hoyts, Cinemark, Cinépolis y Showcase.
El viernes 21 de octubre, “Argentina 1985” llegará a Prime Video, la plataforma de streaming de Amazon (una de las productoras de la película) junto a otros monstruos de la industria como Victoria Alonso (presidenta ejecutiva de producción física en Marvel Studios), Axel Kuschevatzky, Ricardo Darín y Chino Darín (quien recibió el Premio del Público en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián), Santiago Mitre, Federico Posternak, Agustina Llambi y Santiago Carabante. En una coproducción entre La Unión de los Ríos, Kenya Films, Infinity Hill y Amazon Studios. Camino de un film precandidato a las nominaciones al Oscar que sigue recorriendo el mundo.