El cantante se encuentra en medio de una serie de presentaciones en el país tras radicarse en el exterior para resguardar a su familia de la inseguridad
Néstor Bordiola, conocido artísticamente como Néstor en Bloque, es una de las figuras más destacadas de la escena musical argentina en el género de la cumbia villera. Su trayectoria comenzó a los 17 años cuando se unió como tecladista del Grupo Red. Sin embargo, su popularidad y reconocimiento aumentaron significativamente en 2002 cuando debutó como cantante en La Base, donde logró consolidarse como un referente del género. Sus éxitos incluyen temas que aún resuenan en la memoria colectiva, tales como Vienes y te vas, Sabrosón, Muchacha sola y Cumbia sabrosa. Pero un día comenzó su camino solista.
Habían pasado ya tres años con esa agrupación y entendió que el futuro era otro, que necesitaba un cambio de aire, y en las últimas horas, la charla con Sebastián Wainraich en el ciclo La noche perfecta (El trece) recordó cómo surgió la idea del nuevo nombre. “Teníamos hambre, yo tenía que salir a tocar y a mi manager se le ocurrió que sea Néstor en Bloque. Cuando me lo dije pregunté ‘¡qué es esto?’, y al final salió ahí”.
Pero esa idea no fue casual, claro, ya que la de ide su manager, el que aún se encuentra trabajando con el cantante, era la de dejar en claro que se trataba de algo que los nuclea de igual forma a todos, en contraposición con lo que se vivía en la anterior agrupación. “El asunto es así, queríamos que la banda sea un bloque en cuanto a homogéneo, a todos unidos, tirando para el mismo lado, y ahí surgió que sea un bloque”.
La decisión de emprender una carrera solista marcó un punto de inflexión en su vida profesional. En 2005, lanzó su primer álbum ya con esta nueva identidad, titulado Mi único amor, cuyo éxito Una calle nos separa se convirtió rápidamente en un hit. Le siguieron otros trabajos como Rompiendo el Silencio en 2006 y Por Siempre Agradecido en 2008, que afianzaron su posición en la música tropical. No obstante, la presión y el estrés asociado a la fama lo llevaron a tomarse un receso en su carrera musical.
Durante ese tiempo, Bordiola enfrentó problemas de salud mental, los cuales compartió públicamente en una entrevista en 2019: “Tuve problemas de ataques de pánico ya desde hace un par de años. El ataque de pánico que me vino fue porque me pasé de estrés, de laburo, de problemas”. Esta confesión preocupó a sus seguidores, pero también reveló el coste emocional del ritmo de vida en la industria musical.
Contó que en esa época el fanatismo de sus seguidores era tal que debían retirarlo dentro de una caja de sonido: “Hubo un tiempo que no nos daba el tiempo para perder en fotos ni nada de eso, porque dos o tres minutos era pérdida para otro show, entonces la única manera era meterme adentro de una caja de fierros o de cables, vacía. Hasta que después hicieron una que tenía una rendija y yo podía mirar para afuera”,
En ese momento, los shows comenzaban en las matinés a las 19 y terminaban a las 7 de la mañana, lo que deja a las claras el desgaste físico y mental que estaba viviendo: “Llegué a hacer 17 shows en un día, arrancando a la tarde y terminado a la mañana, doce horas”, para finalmente reconocer, en tono gracioso que “Una calle nos separa no la quiero ni ver”, dando cuenta de la cantidad de veces que debía interpretarla a diario. “Eran minutos, 15 o 20 en cada show, en algunos boliches tocábamos menos y en otros más”, rememoró, para luego dejar en claro que no extraña esa época.
Cabe recordar que el artista desde hace unos años se instaló en Miami, y desde allí continúa su vida, visitando la Argentina y el resto de América cada seis meses. En una charla en Poco Correctos enfatizó que su mudanza a los Estados Unidos fue motivada principalmente por el bienestar y futuro de su familia, citando preocupaciones específicas relacionadas con la seguridad: “Yo dentro de todo sigo trabajando igual, pero me fui por mis hijos, para un futuro mejor para ellos y por el tema de la inseguridad. Tuve muchos problemas”, aseguró.
Así fue como recordó algunas de las experiencias personales de inseguridad que sufrió. incluso dentro de su domicilio: “Me han robado muchas veces, grupos comando”, para luego detallar uno de esos hechos alarmantes, que incluyeron a su hija menor como víctima. “A mi hija la agarraron, le pusieron la pistola en la cabeza y ‘dame la plata o te la exploto’”.