Dupla en la vida y ahora también en lo laboral, contaron a Teleshow cómo fue que empezaron a incursionar en las redes hasta llegar al teatro y vivir de eso y, Papás de Joaquina y Beltrán, cómo se modificó la dinámica familiar
Valeria tenía nada más que seis años cuando fue a la casa de su amiga y vio pro primera vez a Bigote, un chico mucho mayor que ella, tenía 12 años y por su puesto, aún le faltaba el “bigote”. Pero en ese momento, ya lo supo: se iba a casar con él y formarían una familia.
El tiempo hizo lo tuyo, se pusieron de novios en la adolescencia y luego las cuestiones de la vida los separaron hasta que un domingo fueron a almorzar a la casa de sus padres, en Luján, (desde ellos eran niños hasta hoy viven a una cuadra) y se cruzaron. Como la leyenda japonesa de “el hilo rojo” que asegura que los dioses atan a dos personas de los extremos de un cordón destinándolas a estar juntas a pesar de todo, esa misma noche a ella le llegó el mensaje de él. “Me puse a averiguar el teléfono”, confesó Bigote con tono picaresco.
Desde ese momento, hace 16 años, no se separaron. Hoy son papás de Joaquina de 14 y Beltrán de 6, pero además desde la pandemia lograron conformar una dupla también en las redes sociales y en lo laboral, al punto que tras ser un suceso en TikTok, la pareja regresará al teatro Astral este sábado 22 de octubre con su show Vale con Bigote Tour con dirección de de Ernesto Medela y producción de Giuliano Bacchi. Tienen por delante más de una decena de fechas en el interior de la Argentina y Uruguay.
Todo empezó cuando viendo que la cuarentena “venía para largo”, ella, que en realidad es profesora de educación especial, empezó a hacer videos en las redes sociales y lo incluyó a él, que creía que no los publicaba hasta que un día, lo pararon en la calle: “¡Sos Bigote, el de las redes!”.
Hoy, con casi un millón y medio de seguidores en TikTok y más de doscientos mil en Instagram, el escenario y las redes son su lugar. Ella bajó la cantidad de horas en su trabajo -hoy está en una sola escuela- y él dejó su labor en una empresa de logística y disfrutan de una nueva vida y dinámica familiar.
Vale de niña, cuando ya sabía que se quería casar con Bigote
“Nos conocemos del barrio, de muy chicos, era amiga de la hermana de él e iba a la casa y desde los siete que decía que me iba a casar con el él. Le decía a mi amiga ‘vamos al campamento a ver a tu hermano’”, contó ella y él interrumpió con humor: “Le disparé al casamiento desde chico. En la adolescencia nos pusimos de novios. Desde los siete que me encaraba, me seguía para todos lados y después la empecé a corretear yo”. Un poco más seria, ella recordó: “Nos pusimos de novios, nos separamos y a los diez años de eso nos encontramos y hace 16 estamos juntos”. Luján es chico y haciendo un par de preguntas, enseguida Bigote consiguió su número. A la semana siguiente se encontraron nuevamente luego de estar 24×7 hablando por teléfono y se dieron cuenta que se mantenía la conexión.
Valeria, de adolescente. Por esos años, empezaba a salir por primera vez con Bigote. Luego se separaron y se reencontraron una década después
—En su desembarco en las redes tuvo que ver la pandemia, ¿Cómo la pasaron?
Bigote: — Sí, por suerte yo soy esencial y salí a trabajar, en casa no faltó el ingreso de dinero y no hubo que lamentar pérdidas. Trabajaba en logística y salía todos los días, nadie tenía mucha info sobre cómo era contagiarse, no quería estar a diez metros de nadie en el trabajo, con mucho miedo venía a casa y ella me “fumigaba”, la primera vez que fui al super parecía un astronauta.
Vale con Bigote y sus hijos Joaquina de 14 y Beltrán de 6
Vale: —Soy profesora de educación especial, orientadora de aprendizajes, trabajé de manera virtual pero no era tan demandante como sí lo fue para las docentes. Porque yo intervenía cuando no se entregaban las actividades o no se conectaban los chicos, era una escuela humilde y estaba mas en parte social. Joaqui entraba en la adolescencia y es responsable, con lo cual no la tenía que despertar para que se conectara, así que por ese lado estábamos cubiertos. Con el chiquitín fue más difícil, no quería hacer videollamadas con mis papás tampoco, afectó. Tratábamos de entretenernos con TikTok.
—¿Ya usaban la red social?
Vale: —No, yo tenía mucho tiempo, mi nena tenía la app y le dije si quería hacer videos conmigo y me dijo que no, así que me la bajé yo. Algo había que hacer para divertirnos y el panorama no era bueno, se extendería, agarré al chiquitín en el primer video para divertirme.
Vale con Bigote se van de vacaciones con “mamá”
—¿Estabas pendiente de la cantidad de seguidores?
Vale: —Miraba. Celebré los 500 hasta que un día lo agarro a Bigote y le hago tres preguntas, él no sabía que tenía la cuenta pública, la gente lo miró y llegaron comentarios así que dije “es por acá”. De ahí surgió el Viernes de preguntas, y así somos como en el video, él tiene ese humor sarcástico y yo más voladora.
Bigote: —Yo me enteré que subía los videos mucho tiempo después, ella venía con el celular y a los días me di cuenta que los videos los estaba subiendo, me lo blanqueó cuando alguien me reconoció y me lo dijo. Fue divertido enterarme de manera rara. No somos expertos en redes, somos un caso curioso en ese sentido.
La pareja, feliz antes del nacimiento de Beltrán
—¿Cómo preparan los videos o de dónde surgen los temas?
Vale: —Entendemos poco, no edito, subo en crudo todo y pusimos pautas, no se habla de religión, política, ni fútbol porque queremos sacar risas. Hablamos de la realidad argentina que nos toca a todos, como en el video donde llamo a la Costa para irnos y salimos con un cachetazo en la cara. Cosas que pasan y hay que poner humor. A los seguidores les gustan los de celos, cuando hablamos de la realidad de Argentina, de nuestro barrio y el chismerío.
Bigote: —El público empatiza porque son situaciones normales, no mostrás una mansión, tus viajes y tu auto, y cosas que le pasan al 0,01 por ciento de la población. Al resto nos cuesta llegar, soñamos con un viaje, y lo que hacemos es jugar con esas situaciones mas normales.
—¿Alguno es actor o estudió actuación?
Bigote: —No, pero ella es buena actriz cuando a fin de mes llegan los resúmenes. (risas)
—Y después de la revolución en redes, llegó el teatro. ¿Cómo cambió su vida? ¿Dejaron sus trabajos?
Bigote: —Yo sí. Con el tiempo empecé a hacer home office, me tomé vacaciones que me debían, una cosa, la otra, hasta que me fui. Valeria sigue trabajando, pero solo en una escuela. Ahora al más chiquito con estos horarios de ensayo y teatro lo llevo y lo voy a buscar de la escuela y está feliz de la vida y yo también, es algo que antes hacían los abuelos y poder hacerlo, es ser millonario en tiempo, ahora tengo tiempo de estar con mis hijos en las cosas del día a día y está buenísimo.
Vale con Bigote en el teatro
—¿Ellos van al teatro con ustedes?
Vale: —En las giras depende dónde, vienen, la idea es ir los cuatro siempre y cuando no tengan muchas faltas en el colegio. No están acostumbrados a estar sin nosotros, siempre fuimos un nidito. Esa fue la parte mas fea de esto por decirlo de alguna forma, que hay lugares a los que por los costos, no los podemos llevar.
—¿Cómo se prepararon para subir al escenario?
Bigote: —Pasar de la pantalla al escenario implicó muchos días de ensayo. Incluso para mí el nervio mayor fue el primer ensayo con el teatro vacío, ahí empecé a tomar noción de la magnitud. Hubo tanto laburo previo, estábamos esperando la devolución de la gente.
Vale: — Para hacerlo necesitábamos a alguien que nos respalde y nos guíe y cuando el productor (Giuliano Bacchi) dijo que nos ponía a Ernesto Medela de director, dijimos que sí, hay respaldo. No hacemos TikTok sobre el escenario, sino que hay una obra bien armada, con un hilo conductor.
—¿Cómo fue la primera vez arriba del escenario?
Bigote: —Una de las cosas más locas fue al terminar, que el productor nos llama y nos dice que se le quemaron los papeles, porque venimos de redes, pero había gente grande.
Vale: —Nos sorprendió la convocatoria. Aún no la creemos, nos sentimos gente normal y fue un montón. Fue emocionante sentir las risas y el cariño de la gente al instante. ¡Yo estaba en mi salsa!