Un estudio publicado en Nature Geoscience indica que el núcleo de la Tierra, una esfera de hierro casi puro a más de 5000 kilómetros de profundidad que está más caliente que el Sol, se frenó y es posible que esté girando en sentido contrario a la superficie del planeta, lo que puede provocar que se acorten los días en unas fracciones de segundo e influir en el clima y el nivel del mar.
Los autores de la investigación, Yi Yang y Xiaodong Song del Instituto de Geofísica Teórica y Aplicada de la Universidad de Pekín, en China, lograron confirmar que la Tierra contiene un planeta dentro de otro.
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El más pequeño sería el núcleo interno, una esfera sólida de unos 1200 kilómetros de diámetro que gira libremente en un mar de hierro fundido y otros metales, conocido como núcleo externo. La rotación libre de esta gigantesca esfera es como una dinamo que genera el campo magnético de la Tierra, que la protege de la radiación espacial y permite que haya vida en su superficie. En torno a este núcleo se extiende el manto terrestre, con un espesor de casi 3000 kilómetros, y por último, la corteza exterior, con apenas unos 40 kilómetros de espesor medio.
Llegar al centro de la Tierra es un reto imposible, por lo que el método habitual para entender qué sucede en zonas más profundas es analizar terremotos. La variación de las ondas sísmicas a medida que atraviesan el planeta desvela la composición interna del núcleo y su velocidad de rotación.
La investigación
En 1996, Xiadong Song fue uno de los autores de un estudio rupturista que analizó señales sísmicas y demostró que el núcleo interno de la Tierra gira más rápido que la corteza. En 2005, este científico confirmó esas observaciones y detalló que el núcleo da una vuelta más que el resto del planeta cada 900 años, aproximadamente.
Esta falta de sincronía se debe en parte a que las mareas y el alejamiento progresivo de la Luna fueron frenando a la corteza, lo que hace que los días no duren exactamente 24 horas, hace 1400 millones de años, un día tenía menos de 19 horas. En paralelo a este fenómeno, los días se están acortando unas fracciones de segundo desde hace unos años sin que nadie sepa por qué.
Ahora, Song analizó casi 200 terremotos en las islas Sandwich del Sur, el archipiélago del océano Atlántico cercano al polo Sur, entre la década de 1960 y la actualidad. Estos sismos sucedieron en parejas y produjeron ondas idénticas, pero al ser captados en estaciones de Alaska, cerca del polo Norte, llegaban ligeramente desacompasadas si al atravesar el núcleo este giraba más rápido que la corteza.
El análisis de estos temblores con modelos informáticos que reconstruyen toda la Tierra muestra que en 2009 el núcleo terrestre se frenó y desde entonces gira un poco más lento que la corteza. “Visto desde el espacio, el núcleo gira prácticamente al mismo paso que el resto del planeta. Pero desde el punto de vista de la superficie, donde están las estaciones sísmicas, el núcleo gira ahora en dirección contraria; hacia el oeste”, explica Song al diario EL PAÍS.
Los científicos también detectaron que a mediados de la década de 1970 ya hubo un freno similar. “Inferimos que hay un ciclo de oscilación que dura unas siete décadas. Esto sugiere que hay una resonancia que conecta todas las capas de la Tierra que se produce con esa cadencia”, detalló.
“En los últimos años, los días se están haciendo más cortos y es posible que en parte se deba al núcleo de la Tierra”, señaló el geólogo. La anomalía del núcleo hace que un día sea una milésima de segundo más corto ahora que en 1970, y remarcó: “La rotación del núcleo interno dentro del externo también altera el campo gravitatorio interno y causa deformaciones en la superficie, lo que a su vez puede influir en el nivel del mar. Estos cambios podrían también afectar a la temperatura global del planeta”.