El Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) confirmó que Brasil alcanzó en 2024 su índice de pobreza más bajo desde que existen registros: un 23,1%. El dato refleja el impacto de las políticas aplicadas durante el gobierno de Lula da Silva, período en el que alrededor de 8,6 millones de personas lograron salir de la pobreza entre 2023 y 2024.
El informe señala que, tras el fuerte aumento registrado en 2021 —cuando la crisis sanitaria llevó la pobreza al 36,8% de la población, unos 77 millones de personas—, la curva comenzó a revertirse a partir de 2022, con una caída al 31,6% y una recuperación progresiva del ingreso.
Según el analista del IBGE André Geraldo de Moraes Simões, la mejora responde principalmente a dos factores: un mercado laboral más dinámico y el fortalecimiento de los programas de asistencia estatal. Ambos mecanismos, explicó, contribuyeron a recomponer ingresos, reducir la vulnerabilidad social y ampliar la cobertura de derechos.
La evolución del documento muestra que en 2023 la pobreza había descendido a 57,6 millones de habitantes, consolidando tres años consecutivos de reducción y marcando una recuperación sostenida tras el impacto económico de la pandemia. Paralelamente, los niveles de indigencia —o “extrema pobreza”— también descendieron: pasaron de 9,3 millones de personas en 2023 a 7,4 millones en 2024, el registro más bajo desde que esta categoría comenzó a medirse en 2012.
A pesar de la mejora general, el informe advierte que persisten profundas desigualdades regionales. Las regiones norte y noreste mantienen índices muy superiores al promedio nacional, resultado de brechas históricas en infraestructura, ingreso y acceso al empleo formal. Estas zonas continúan enfrentando mayores dificultades para sostener la recuperación.
El estudio también evidencia diferencias marcadas entre grupos raciales y tipos de inserción laboral. Mientras que entre la población blanca el nivel de pobreza es del 15,1%, en otros grupos las cifras son considerablemente más altas. Asimismo, el impacto es mayor entre trabajadores informales: el 20,4% vive en condición de pobreza, frente al 6,7% registrado entre quienes cuentan con empleo formal.

