Tras azotar las islas caribeñas Turcas y Caicos, el fenómeno climático destruyó parte de la infraestructura de la isla del Atlántico. 29.000 de sus 36.000 hogares terminaron sin suministro de energía por los vientos de más de 10 kilómetros por hora.
Las autoridades de las islas Bermudas evaluaban este viernes los daños provocados por el paso del huracán Fiona, que causó inundaciones y dejó a la mayoría de la población del archipiélago sin electricidad, antes de dirigirse hacia Canadá.
Las condiciones del huracán se sentirán en la provincia canadiense de Nueva Escocia, según el Centro Nacional de Huracanes estadounidense (NHC), que indicó que Fiona se había fortalecido de nuevo hasta convertirse en un ciclón de categoría 4.
Las autoridades del archipiélago caribeño, un territorio británico de ultramar, pidieron a los habitantes que permanecieran en sus casas mientras los fuertes vientos azotaban el territorio británico con ráfagas de más de 160 kilómetros por hora.
Fiona no causó víctimas ni daños importantes al pasar al oeste del país, pero sí dejó a 29.000 de sus 36.000 hogares sin luz, según la compañía eléctrica Belco.
“No estamos a salvo. Permanezcan fuera de las carreteras”, tuiteó el primer ministro, David Burt.
El Regimiento Real de Bermudas (defensa nacional) y Belco dijeron que esperaban a que los vientos amainaran antes de despejar las carreteras y restablecer el suministro eléctrico.
Los residentes publicaron fotos en las redes sociales de líneas eléctricas caídas y algunas inundaciones.
“Esta mañana (hace) mucho viento en el exterior. Tuvimos algunos daños menores en los locales, pero nada grave”, dijo a la AFP Jason Rainer, propietario de una tienda de recuerdos en la capital, Hamilton.
Algunas puertas y ventanas de su negocio se rompieron por el temporal, contó Rainer.
Un lugar remoto acostumbrado a los huarcanes
Bermudas, un territorio de unos 64.000 habitantes, está acostumbrado a los huracanes, pero es uno de los lugares más remotos del mundo, situado a 1.030 km de su vecino más cercano, Estados Unidos, lo que hace casi imposible cualquier evacuación en caso de emergencia.
“Tienes que convivir con ello porque vives aquí, no puedes huir a ningún sitio porque es solo una isla pequeña”, dijo JoeAnn Scott, que trabaja en un negocio de Hamilton y apuntó que hay que “disfrutarlo como viene. Y rezar y rezar. Eso es lo que hacemos, rezar y festejar”.
La isla principal se tomó en serio los preparativos, dado que muchos de los barcos amarrados en los clubes de la Gran Bermuda fueron sacados del agua esta semana, y los muebles de exterior, tanto en casas como en restaurantes, fueron puestos a cubierto.
El ministro de Seguridad Nacional, Michael Weeks, pidió a los residentes que se quedaran en sus hogares y reclamó, en conferencia de prensa, “por favor no manejen, no salgan a tomar fotografías, no sean imprudentes”, según la agencia de noticias AFP.
Los bermudeños almacenaron alimentos, velas y baldes con agua.
Como la isla no tiene una fuente de agua dulce, todos los edificios cuentan con depósitos para almacenar agua de lluvia, bombeados a las casas por un sistema eléctrico, mientras ante posibles cortes de energía durante las tormentas, los lugareños suelen llenar sus bañeras o baldes con anticipación.
Fiona causó cuatro muertos en Puerto Rico, un territorio estadounidense, y dejó otro fallecido en Guadalupe, un departamento de ultramar de Francia, y dos en República Dominicana.
En Puerto Rico, que aún se recupera de la devastación del huracán María hace cinco años, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, declaró el estado de emergencia.
Y Fema, la agencia federal de manejo de desastres de Estados Unidos, planea enviar a cientos de miembros de su personal adicionales a la isla, que ha sufrido apagones, deslizamientos de tierra e inundaciones.
En República Dominicana, el presidente Luis Abinader declaró el estado de desastre natural en tres provincias del este.