Desde Ohio hasta la capital del país, una ola de descontento recorrió las calles de múltiples ciudades estadounidenses bajo una consigna tan simple como potente: “¡Manos fuera!”. La frase, impresa en carteles y coreada por multitudes, se convirtió en el símbolo de resistencia frente a las recientes decisiones del gobierno encabezado por Donald Trump.
La jornada de protestas, que también tuvo eco en algunas ciudades europeas, marcó un fuerte rechazo ciudadano a una serie de medidas que han generado tensión en todo el país. Entre los principales blancos de las críticas, se destacan los recortes drásticos al aparato estatal, el despido masivo de empleados públicos, el cierre de oficinas esenciales como las del Seguro Social y la eliminación de organismos completos. A esto se suma la nueva política migratoria, que intensificó las deportaciones, y la poda presupuestaria a programas clave de salud pública.
Elon Musk, al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), tampoco quedó al margen de las críticas. Muchos manifestantes señalaron su figura como símbolo de una tecnocracia sin rostro humano, responsable de promover una visión empresarial del Estado que, según ellos, excluye a los sectores más vulnerables.
Los organizadores afirman que esta podría ser la movilización más significativa desde que Trump volvió a la Casa Blanca en enero. Aunque las calles ya hablaron, resta saber si el poder escuchará.