Con una agenda centrada en la política arancelaria de Brasil, un posible acuerdo con Singapur y el tratado con la Unión Europea, este miércoles comenzará la cumbre en la ciudad paraguaya de Luque.
La sexagésima cumbre del Mercosur que comenzará este miércoles en la ciudad de Luque, distante a 15 kilómetros de Asunción, la capital de Paraguay, abordará una serie de temas económicos, entre los que sobresalen el análisis de la política arancelaria de Brasil, que en mayo dispuso una rebaja unilateral para determinados productos extrazona, los avances en las conversaciones sobre un acuerdo comercial “de última generación” con Singapur y el seguimiento del tratado suscripto en 2019 con la Unión Europea.
El encuentro se desarrollará en el Centro de Convenciones de la Conmebol (Confederación Sudamericana de Fútbol) y cuenta con la presencia confirmada de tres de los cuatro presidentes de los países que integran el bloque: Alberto Fernández, por la Argentina; el anfitrión Mario Abdo Benítez; y el jefe del Estado uruguayo, Luis Lacalle Pou.
La presencia de Bolsonaro: en suspenso
Si bien el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, había anunciado la semana pasada su decisión de no concurrir a la reunión, luego dejó abierta la posibilidad de un cambio de postura, por lo que no se descarta su presencia por su buena relación con “Marito”, como llamó al presidente paraguayo en declaraciones a la prensa realizadas el último domingo.
No obstante, Brasil estará representado por sus ministros de Economía, Paulo Guedes, y de Relaciones Exteriores, Carlos Alberto Franca, quienes defenderán ante sus pares de la Argentina, Paraguay y Uruguay uno de los aspectos más controversiales dentro del bloque, como es la rebaja de aranceles fijada de manera unilateral como una forma de combatir la inflación en medio de los efectos económicos de la invasión de Rusia a Ucrania.
En mayo, el Gobierno brasileño redujo de manera “temporaria y excepcional” los aranceles de importación sobre 6.195 posiciones, entre las que se destacan bienes como porotos, carnes, pastas, galletas, arroz, materiales de construcción, entre otros.
Desde la Cancillería argentina dijeron que la medida de Bolsonaro “no incluye al sector automotor ni tampoco a productos considerados sensibles”, acordados oportunamente entre los dos países.
La reducción arancelaria se suma a otra ya aplicada, también en forma temporal, en noviembre de 2021, y ambas se enmarcan en el objetivo del gobierno brasileño de “abaratar los precios de los productos básicos”, teniendo en cuenta que la inflación interanual del país vecino alcanzó en junio al 11,89%.
Asimismo, el canciller paraguayo, Julio Arriola, señaló -en declaraciones al diario asunceño ABC- que se están “ultimando detalles logísticos, técnicos y de documentación” ante la inminencia del encuentro.
Arriola dijo que se analizarán avances en el acuerdo que el bloque firmó con la Unión Europea y que están a punto de concluir las negociaciones para un “acuerdo de libre comercio de última generación” entre el Mercosur y Singapur, que permitirá “ampliar el horizonte comercial con el sudeste asiático”.
Asimismo, señaló que en el bloque “estamos abocados a lograr un acuerdo entre los cuatro estados en beneficio de la competitividad de nuestra economía para el acceso a insumos y mejores condiciones para nuestros sectores productivos”, abundó.
Por otra parte, Arriola puntualizó que “se debe avanzar de manera conjunta hacia la priorización de la agenda de negociaciones externas, tal como disponen los textos fundacionales del Mercosur”.
De esta forma, Arriola hizo alusión al propósito expresado por Uruguay de iniciar negociaciones con China para alcanzar un acuerdo comercial bilateral, fuera de las decisiones del bloque en su conjunto.
En el mismo sentido se había expresado Fernández en la cumbre virtual de julio del año pasado, cuando puntualizó que “nadie se salva solo” y llamó a respetar las decisiones conjuntas del bloque.
“Creemos que el camino es cumplir con el Tratado de Asunción, negociar juntos con terceros países o bloques y respetar la figura del consenso”, dijo Fernández en esa oportunidad, para agregar que “es a través de más integración regional y no de menos integración regional, que estaremos en mejores condiciones de producir, comerciar, negociar y competir”.
El pasado lunes, durante el acto en conmemoración del 192 aniversario de la Jura de la Constitución, Lacalle Pou anunció que el acuerdo comercial “será con China” y que “después será con otros países”.
El resto de los países del bloque advirtió que la estrategia de Lacalle Pou no respeta la normativa que dio origen al Mercosur, en referencia a la Decisión 32 del 29 de julio de 2000 que tomó el Consejo del Mercado Común, en el que se reafirmó “el compromiso de los Estados Partes del Mercosur de negociar en forma conjunta acuerdos de naturaleza comercial con terceros países o agrupaciones de países extrazona en los cuales se otorguen preferencias arancelarias”.
“La constitución de un mercado común implica, entre otros aspectos, la necesidad de contar con una política comercial externa común”, se estableció en esa norma, que además, determinó que “a partir del 30 de junio de 2001, los Estados Partes no podrán firmar nuevos acuerdos preferenciales o acordar nuevas preferencias comerciales en acuerdos vigentes en el marco de Aladi que no hayan sido negociados por el Mercosur”.
En su defensa, Uruguay asegura que esa decisión no fue avalada por todos los países del bloque.
En las últimas horas, si bien mantuvo su postura de seguir negociando con China, Lacalle Pou abrió la posibilidad de avanzar “en conjunto”, es decir sumar a los otros tres países del bloque a las negociaciones y transformar el acuerdo comercial bilateral en uno entre todo el Mercosur y el país asiático.
La intención de llevar adelante acuerdos bilaterales en forma autónoma ya venía siendo planteada por Lacalle desde antes de su asunción como presidente, en marzo de 2020, y sostenida en varias reuniones del Mercosur.
En una de ellas, en julio de 2021, Lacalle Pou definió la imposibilidad de acuerdos individuales como un “lastre” de la normativa del Mercosur que actúa como un “corset” y bloquea los intentos uruguayos de “avanzar”.