La elección del próximo Papa ya comenzó envuelta en polémica. Tras la muerte de Francisco, el cardenal italiano Angelo Becciu aseguró que participará del cónclave, a pesar de que en 2020 fue despojado de sus derechos cardenalicios y quedó excluido formalmente del proceso.
Becciu, de 76 años, fue apartado por el propio Francisco luego de un escándalo de corrupción que terminó con una condena penal. En diciembre de 2023, un tribunal del Vaticano lo sentenció a 5 años y 6 meses de prisión por malversación de fondos y abuso de poder, en el marco de una causa que involucró la compra de un edificio de lujo en Londres y otras transferencias irregulares de dinero.
Aunque mantuvo el título honorífico de cardenal, había perdido tanto sus cargos en la Curia como el derecho a participar en la elección papal. Sin embargo, en las últimas horas sorprendió al declarar públicamente su intención de votar en el cónclave, alegando que el Papa no lo excluyó explícitamente por escrito.
“Refiriéndose al último consistorio, el Papa reconoció intactas mis prerrogativas cardenalicias, ya que no hubo voluntad explícita de excluirme del cónclave”, sostuvo Becciu en declaraciones al medio Unione Sarda. Además, insistió en su inocencia y aseguró haber sido “indultado” por el pontífice.
El cardenal participó incluso de las Congregaciones Generales previas al cónclave, generando malestar dentro del Colegio Cardenalicio. Su situación será evaluada en las próximas reuniones de la congregación general de cardenales, que comenzó a sesionar esta mañana.
Entre los nombres que suenan como posibles sucesores de Francisco se encuentra el del actual secretario de Estado, Pietro Parolin, considerado un puente entre las posturas progresistas y conservadoras dentro de la Iglesia.
La causa judicial
El proceso contra Becciu se centró en operaciones financieras cuestionables realizadas durante su gestión como Sustituto de la Secretaría de Estado. El caso más resonante fue la adquisición de un edificio en Londres por más de 200 millones de dólares, operación que según la Justicia del Vaticano violó las normas sobre administración de bienes eclesiásticos.
Además, se detectaron donaciones irregulares, como una transferencia de 125.000 euros a una ONG presidida por su hermano en Cerdeña. Parte del dinero fue invertido en un fondo de cobertura de alto riesgo, Athena Capital Commodities, sin los controles necesarios.
Junto con Becciu también fueron condenados Raffaele Mincione, gestor del fondo; Fabrizio Tirabassi, funcionario de la Oficina de Administración; y Enrico Craso, todos implicados en el manejo indebido de fondos de la Santa Sede.