Francisco afirmó que no se pueden pasar por alto las causas humanas ni burlarse de los datos científicos mientras el planeta “puede estar cerca del punto crítico”.
El papa Francisco advirtió este miércoles a los negacionistas del cambio climático y a los políticos reticentes para que cambien de opinión, afirmando que no pueden pasar por alto las causas humanas ni burlarse de los datos científicos mientras el planeta “puede estar cerca del punto crítico”.
En el nuevo documento, publicado antes de la conferencia COP28 que comienza el mes que viene en Dubái, Francisco afirma que la transición hacia energías limpias y renovables y el abandono de los combustibles fósiles no se está produciendo con la suficiente rapidez.
Advirtió contra la excesiva confianza depositada en la tecnología para capturar las emisiones de gases, afirmando que, si bien era prometedora, no abordaba las causas humanas que están en la raíz del calentamiento global.
El documento de 7.000 palabras, titulado Laudate Deum (Alabado sea Dios), es una continuación de su encíclica de 2015 sobre el medio ambiente “Laudato Si” (Alabado seas). Fue impulsado por los fenómenos meteorológicos extremos ocurridos desde entonces, a los que llamó “gritos de protesta” de la Tierra.
“El mundo en el que vivimos se está derrumbando y puede estar llegando a su punto crítico”, afirmó. “Es indudable que el impacto del cambio climático perjudicará cada vez más la vida y a las familias de muchas personas”.
Buena voluntad
Dirigido a “todas las personas de buena voluntad en torno a la crisis climática”, incluye algunas secciones muy técnicas que parecen un documento científico o de política exterior.
“A pesar de todos los intentos de negar, ocultar, maquillar o relativizar la cuestión, los signos del cambio climático están aquí y son cada vez más evidentes”, afirma.
“Nadie puede ignorar que en los últimos años hemos sido testigos de fenómenos meteorológicos extremos, frecuentes períodos de calor inusual, sequías y otros gritos de protesta por parte del planeta que son sólo algunas expresiones palpables de una enfermedad silenciosa que afecta a todos”, afirmó.
Francisco pidió que se abandonen “los intereses a corto plazo de algunos países o empresas” y de las fuerzas políticas, afirmando que ya es hora de estar a la altura de las circunstancias. “Que demuestren así la nobleza de la política y no su vergüenza”.
Afirmando que “ya no es posible dudar del origen humano —’antrópico’— del cambio climático”, apuntó contra quienes “se burlan de estos hechos”, diciendo que utilizan “datos supuestamente científicos” para demostrar que el planeta siempre ha tenido periodos de calentamiento y enfriamiento.
En concreto, reprochó a los negacionistas y escépticos que se nieguen a reconocer la velocidad de los cambios actuales, que se producen en “una generación, no en siglos o milenios”.
“La subida del nivel del mar y el deshielo de los glaciares pueden ser percibidos fácilmente por un individuo a lo largo de su vida, y probablemente en pocos años muchas poblaciones tendrán que trasladar sus hogares a causa de estos hechos”, escribió.
El momento oportuno
“Si confiamos en la capacidad de los seres humanos para trascender sus intereses mezquinos y pensar en términos más amplios, podemos mantener la esperanza de que la COP28 permita una aceleración decisiva de la transición energética, con compromisos efectivos sujetos a un seguimiento continuo”, afirmó.
Un fracaso en Dubái, apuntó, “será una gran decepción y pondrá en peligro todo lo bueno que se ha conseguido hasta ahora”.
Los grupos de activistas no deben ser tachados de “radicalizados”, evaluó, porque están “llenando un espacio dejado vacío por la sociedad en su conjunto”.
Las notas a pie de página del documento, que en algunas partes se refería a proyecciones muy concretas sobre el aumento de la temperatura, estadísticas sobre el deshielo de los casquetes polares y otras cuestiones técnicas, remiten a informes de fuentes católicas, de las Naciones Unidas, de laboratorios específicos y del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático.
Francisco reconoció que incluso la Iglesia está dividida sobre el cambio climático. No dio ejemplos, pero en los Estados Unidos, por ejemplo, la afirmación del ex presidente Donald Trump de que el cambio climático era “un engaño” fue respaldada por algunos obispos estadounidenses.
“Me siento obligado a hacer estas aclaraciones, que pueden parecer obvias, a causa de ciertas opiniones despectivas y escasamente razonables que encuentro, incluso dentro de la Iglesia Católica”, escribió Francisco y añadió: “Sin embargo, ya no podemos dudar de que la razón de la inusitada rapidez de estos peligrosos cambios es un hecho que no se puede ocultar”.