El papa Francisco creó 19 nuevos cardenales, incluidos cuatro latinoamericanos, en un acto con el que reforzó la presencia de los países de las denominadas “periferias” en el Colegio Cardenalicio que deberá eventualmente elegir a su sucesor.
“Un Cardenal ama a la Iglesia, siempre con el mismo fuego espiritual, ya sea tratando las grandes cuestiones, como ocupándose de las más pequeñas”, les dijo el Pontífice a los nuevos cardenales durante la ceremonia que encabezó en la Basílica de San Pedro.
Con los nuevos 19 purpurados, junto a otro que debía ser creado este sábado y no pudo participar de la ceremonia, el Colegio Cardenalicio se compone ahora de 206 miembros, de los que 132 tienen al día de hoy menos de 80 años y por ende derecho a voto en un eventual cónclave, como se conoce al evento de elección de un nuevo pontífice por muerte o renuncia. A partir de hoy, los cardenales con derecho a voto representan a 69 países de los cinco continentes.
“Pienso, por ejemplo, en el Cardenal Casaroli, quien destacó por su perspectiva abierta para apoyar, con un diálogo sabio, los nuevos horizontes de Europa después de la Guerra Fría. ¡Y Dios no quiera que la miopía del ser humano cierre de nuevo aquellos horizontes que Él abrió!”, les recomendó luego, al referirse al italiano Agostino Casaroli, uno de los purpurados que mayor peso tuvo en la historia de la diplomacia vaticana.
Así, los llamó a ocuparse de “la alta diplomacia y los pequeños temas pastorales”, según les dijo.
Si bien el Papa debía crear 20 cardenales, el ghanés Richard Kuuia Baawobr, obispo de Wa, sufrió un problema cardíaco al llegar el viernes a Roma que derivó en una operación y no pudo participar de la ceremonia, informó el Papa.
La agenda de Francisco
El domingo, y antes de encabezar lunes y martes una reunión extraordinaria con casi 200 purpurados de todo el mundo, el Papa visitará la ciudad italiana de L’Aquila, conocida por el terremoto que la golpeó en 2009 con casi 300 víctimas.
Además, en la basílica de la ciudad del centro italiano está la tumba de Celestino V, el primer Papa que presentó su dimisión, en 1294.