29 de octubre: “Día mundial del Ataque Cerebrovascular”

El día mundial del Ataque o Accidente Cerebrovascular (ACV) se conmemora para remarcar la importancia de la prevención como una meta deseada. Es la segunda causa de muerte y la primera causa de incapacidad o discapacidad entre los adultos. En diálogo con la Agencia Provincial de Noticias, Laura Vigliotta, jefa del Servicio de Rehabilitación del […]

El día mundial del Ataque o Accidente Cerebrovascular (ACV) se conmemora para remarcar la importancia de la prevención como una meta deseada. Es la segunda causa de muerte y la primera causa de incapacidad o discapacidad entre los adultos.

En diálogo con la Agencia Provincial de Noticias, Laura Vigliotta, jefa del Servicio de Rehabilitación del Hospital Lucio Molas, del Ministerio de Salud provincial, señaló que en la Argentina sucede un ACV cada nueve minutos, que se traduce en 126.000 casos al año con 18.000 muertes por esta causa. “Es importante saber que se produce cuando hay alteración de irrigación cerebral, eso genera muerte neuronal y por lo tanto va a afectar a la región corporal de la función correspondiente de esa área cerebral”.

Hay dos grandes grupos como causales, el isquémico en el 80% de los casos “se produce cuando hay una interrupción en la circulación cerebral por un trombo o émbolo”, y el ACV hemorrágico que es en el 20% de los casos, “que se trata de la ruptura de un vaso sanguíneo”, describió Vigliotta.

La edad de aparición es alrededor de los 55 años y hay una ligera predominancia en hombres, “aunque también ocurre en pacientes más jóvenes. Generalmente cuando suceden en mujeres son más graves y tienen mayor tasa de mortalidad. Alrededor de los 65 años se comienza a igualar, pero puede ocurrir a cualquier edad y en ambos sexos”.

Destacó la importancia de la detección precoz, “cuando antes hagamos la consulta y el diagnóstico, se va a iniciar el tratamiento adecuado y eso va a redundar en mayor posibilidad de recuperación y menores secuelas en el paciente”.

 

¿Cómo nos damos cuenta de un ACV?

Los signos clínicos para saber qué le está pasando al otro, si es un ACV, “nos tiene que alertar la pérdida súbita de la movilidad en el cuerpo, (cara, brazo o pierna); trastornos en el habla o en la comprensión de alguna palabra; la alteración brusca de la visión de uno o ambos ojos; trastornos en la marcha, vértigo y mareos”.

Hay que tratar de comenzar con la rehabilitación lo antes posible siempre que las condiciones del paciente lo permitan. “Los pacientes que están internados en el área de cuidados intensivos, la más rápida rehabilitación disminuye el tiempo de internación, mejora los déficits motores o cognitivos, genera menor tasa de mortalidad, a parte de otros beneficios para el paciente. La rehabilitación va a tener por objetivo reducir todas las secuelas, lograr un grado de independencia funcional y que se pueda reinsertar social, familiar y laboralmente”.

 

Prevención

Nadie está exento de padecer un ACV, pero al igual que en muchas otras patologías es importante conocer los factores de riesgo asociados. “Los factores modificables o que se pueden mejorar con diversos cuidados son la hipertensión arterial, la diabetes, el colesterol alto, la obesidad o el sobrepeso, otras causas importantes son el tabaquismo, el alcoholismo y el sedentarismo”.

El 80% de los ACV están ligados a la hipertensión, también relacionado al consumo de sal, a la falta de controles médicos. “Cuanto más factores de riesgo tenga el paciente, mucho mayor es el riesgo de un ACV”.

La recomendación es hacer los controles médicos periódicos, modificar los hábitos de alimentación por uno más saludable, realizar actividad física y tratar de cesar con cualquier hábito nocivo para la salud.

Factores emocionales como el estrés en forma crónica es otro de los factores, “que pueden tener influencia en el aumento de la presión arterial, puede crear en el paciente un estado de mayor vulnerabilidad que puede generarlo”.

Vigliotta enfatizó la importancia del llamado a emergencias médicas con la mayor rapidez posible, ante la presencia de la sintomatología anteriormente detallada. “Es real que tenemos una ventana terapéutica de cuatro horas y media para realizar un tratamiento efectivo, en el caso de que haya un trombo u otro tipo de obstrucción. Cuanto antes podamos hacer el diagnóstico y tratamiento adecuado, se puede lograr menores secuelas en el paciente”, concluyó la jefa de Rehabilitación.