Con aplausos generalizados y felicitaciones al imputado por su “absolución”, concluyó el simulacro de juicio oral y público que 60 estudiantes secundarios del Instituto Catriló realizaron en el salón de la Casa de la Cultura de esa localidad, en el marco del programa “Educación Justicia” del Superior Tribunal de Justicia.
En un espacio preparado especialmente para la ocasión, y con alumnos y alumnas de los cursos del primer ciclo y hasta algunos padres como espectadores, los estudiantes de cuatro, quinto y sexto año protagonizaron la simulación, donde se juzgó un hecho real –robo agravado con lesiones graves y abuso sexual simple– aunque con nombres ficticios. A esa tarea preparatoria ellos y ellas –junto a un grupo de docentes– le dedicaron tres meses.
El rol de jueces y juezas estuvo a cargo de los alumnos y alumnas de cuarto año, Juanita Duarte, Francesca Magnino, Lucrecia Basualdo, Benicio Viceconte y Thiago Cardozo, quienes estuvieron acompañados por la jueza María Elena Grégoire.
Como fiscales actuaron Yair Tirano y Alejandro Álvarez Stazzoni, orientados por la fiscala María Cecilia Molinari. Con ellos estuvo la víctima, Mía Cufré, que se llevó muchos elogios por el relato que se hizo de los hechos, mostrándose compungida y al borde de las lágrimas.
Los defensores –muy incisivos– fueron Ángelo Picco Lorizio y Benjamín Galli, a quienes asesoró la defensora oficial, María Silvina Blanco Gómez. El acusado, Santino Magnino, estuvo sentado entre ambos.
Molinari, Blanco Gómez y Grégoire ya habían concurrido al Instituto Catriló en junio para explicarles a los estudiantes cómo debían desenvolverse de acuerdo a los roles asignados a cada curso, y durante estos meses se desempeñaron como veedoras, respondiendo a las consultas que les hicieron desde el colegio. Además les entregaron todo el material relativo al caso, incluyendo pruebas documentales.
Cruces “picantes”.
Durante casi dos horas, los adolescentes se transformaron en jueces y juezas, fiscales/as, defensores/as, imputados/as, testigos y víctimas y se consustanciaron con las representaciones prefijadas. Muchos se mostraron muy consustanciados con los papeles asignados, destacándose el tatuador que fue testigo de la defensa.
En el debate hubo varios cruces entre la fiscalía y la defensa, a tal punto que el jurado debió intervenir para explicarles que no podían interrumpirse cuando el otro estaba en uso de la palabra.
El debate ofreció una veintena de testigos. Por la fiscalía declararon los alumnos/as Bernarda Cestac Cufré, Paulina Roda, Agustín Pereyra, Mateo Muñoz, Paz Pereyra, Matías Bárcena, Thiago Sánchez, Dylan Lara, Santiago Mattio Meneses, Yamila Nicolás, Iris Rodríguez Brienza y Brenda Pérez.
Por la defensa fueron citados Valentina Báez, Manuel Viceconte, Victoria Brantua, Lucca Cucchiarini, Ayrton Rafael, Víctor Alderete y Jeremías Martínez.
Luego de escuchar el relato de la víctima, los dichos del imputado, las declaraciones testimoniales e incorporar distintas pruebas, como filmaciones, una rueda de reconocimiento, informes médicos, etc.; los cinco jueces y juezas pasaron a deliberar en una sala contigua. Allí se hicieron preguntas, debatieron entre ellos y volvieron al recinto para dar a conocer la sentencia. Cuando dijeron la palabra absolución, el imputado sonrió y varios compañeros fueron a felicitarlo.
También en ese momento varios estudiantes se acercaron a conversar con Molinari, Blanco Gómez y Grégoire, y no faltó quien les dijera que la experiencia del simulacro le sirvió para terminar de definir que estudiará abogacía.