Un hombre de 30 años cometió nueve delitos en seis causas penales, fue declarado reincidente y recibió una condena efectiva en el marco de un juicio abreviado. Los hechos ilícitos ocurrieron en Winifreda y Santa Rosa.
Gustavo Gil –que permanece detenido– recibió una pena de un año y dos meses de prisión de cumplimiento efectivo al ser declarado autor de los delitos de amenazas simples y violación de domicilio en concurso real; robo simple y encubrimiento por receptación dolosa (en ambos casos en dos oportunidades); y amenazas agravadas por el uso de arma, violación de domicilio y amenazas simples, en concurso real.
El abreviado fue acordado entre la fiscala Leticia Pordomingo, el defensor oficial Pablo De Biasi y el propio imputado –quien admitió la autoría de los delitos– y homologado por la jueza de control santarroseña, María Paola Frigerio, que terminó dictando la sentencia. En este tipo de procesos, los jueces y juezas no pueden imponer sanciones más gravosas que las solicitadas por el Ministerio Público Fiscal.
La ‘razia’ de delitos comenzó el 24 de noviembre pasado, en Winifreda, cuando Gil se apoderó de una moto luego de “dañar la traba de seguridad y realizar un punteo de los cables negativo y positivo del arranque”. Continuó el 10 de diciembre cuando, al encontrarse con una mujer y su pequeño hijo en un negocio, le dijo: “Al gordo… de tu novio lo voy a matar, me tiene cansado, yo siempre ando calzado con cuchillos y me la re aguanto, no tengo problema en apuñalarlo a él y a ustedes”.
Una semana más tarde, siempre en esa localidad, ingresó al patio de una vivienda –sin autorización de la propietaria– e intentó agredirla con un cuchillo. Luego agarró al hijo de ella, de dos años, hasta que fue atrapado por la pareja de la víctima y su primo. En esas circunstancias, el acusado se fue expresando –mientras arrojaba piedras– “los voy a matar a todos juntos, les voy a prender fuego este rancho”.
En medio de estos dos hechos, el 13 de diciembre, a Gil se le encontró en su poder una fumigadora que había sido denunciada como robada, de un campo de Winifreda, el día anterior. El imputado se la entregó a una mujer para que se la guardara y esta, cuando supo de la procedencia espúrea de la máquina, la entergó voluntariamente en la comisaría.
A su vez, el 20 de diciembre se constató que el acusado poseía la llave de ignición de una moto que, dos días antes, había sido sustraída del garaje de una casa.
Ya este año, el 8 de febrero en Santa Rosa, Gil forzó la reja de un inmueble de la calle Suipacha y se apoderó de un televisor de 42 pulgadas, dos notebooks, una campera, un par de zapatillas, un ventilador, una carpa, una colchoneta, un par de anteojos y una motosierra.
Por último, cinco días después, volvió a ingresar a otro domicilio santarroseño sin autorización, pateando una puerta de reja y una reposera, para decirle a su dueña: “Te voy a prender fuego la casa, te voy a matar”.