Un reciente informe elaborado por el Observatorio Universitario de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y Jurídicas de la UNLPam encendió señales de alerta sobre la metodología oficial utilizada para calcular la inflación en Argentina. Según el estudio, los índices actuales no reflejan con precisión la estructura real de gastos de los hogares y, en consecuencia, distorsionan el diagnóstico económico y social del país.
El documento, firmado por los investigadores Sebastián Lastiri, Micaela Basi y Ernesto Rodríguez Carámbula, pone en cuestión la vigencia de los ponderadores empleados en el Índice de Precios al Consumidor (IPC), que se basan en la Encuesta Nacional de Gasto de los Hogares (ENGHo) realizada entre 2004 y 2005. A raíz de los cambios estructurales ocurridos en la economía durante las últimas dos décadas —acelerados en el último año por modificaciones tarifarias y reconfiguraciones de precios relativos— los investigadores sostienen que el IPC subestima el verdadero impacto inflacionario sobre los hogares argentinos.
Una canasta que no alcanza
Según la metodología oficial, en diciembre de 2024 un hogar tipo de cuatro personas necesitó poco más de un millón de pesos mensuales para no ser considerado pobre, sin tener en cuenta el valor del alquiler. Dentro de ese cálculo, apenas un 6,6% del total se destina a cubrir servicios vinculados a la vivienda, como electricidad, gas y agua. Sin embargo, los autores advierten que este porcentaje no refleja la presión real que ejercen estos gastos sobre los ingresos familiares, lo que lleva a una fuerte subestimación de la inflación y, por ende, de la línea de pobreza.
Al recalcular la inflación utilizando datos más recientes de la ENGHo 2017/18, el equipo de la UNLPam estimó que la inflación interanual de diciembre de 2024 fue en realidad del 136,6%, muy por encima del 117,8% que arroja el índice oficial. Esta diferencia, que ronda los 19 puntos porcentuales, tendría un impacto directo sobre variables clave como salarios reales, canasta básica y niveles de pobreza.
Un ajuste que dispara los números
Aplicando esta metodología alternativa, la canasta básica total para diciembre de 2024 se ubicó en $1.545.590, un 50,8% más cara que la oficial. En este nuevo escenario, el gasto destinado a servicios esenciales del hogar representa más de $158.000, lo que equivale al 134% más que lo estimado por el cálculo vigente.
El estudio también observa una transformación en la estructura del consumo: mientras el rubro de alimentos y bebidas perdió peso relativo, el gasto en vivienda, servicios y transporte se incrementó significativamente. Este cambio no ha sido captado por la metodología actual, generando una foto desactualizada de la realidad económica de los hogares.
Impacto sobre salarios y competitividad
La diferencia metodológica también se refleja en el poder adquisitivo de los salarios. Mientras los datos oficiales señalan una caída del 2,2% en términos reales entre noviembre de 2023 y diciembre de 2024, el informe recalculado muestra una pérdida del 9,8%. Esta discrepancia tiene implicancias directas sobre la percepción de la recuperación económica y sobre las políticas públicas orientadas al ingreso.
A nivel macroeconómico, la distorsión en la medición de la inflación también afecta el tipo de cambio real y la competitividad externa. Bajo el índice oficial, se estima que el tipo de cambio real creció un 72,6% durante 2024. No obstante, con la inflación recalculada, el incremento fue del 87,4%, lo que implica un encarecimiento mayor de los insumos importados y una pérdida de competitividad de la producción nacional.
Una actualización impostergable
El informe concluye que la permanencia de una metodología basada en hábitos de consumo y precios de hace más de 20 años impide comprender con claridad el escenario económico actual. Los investigadores proponen una revisión urgente de los criterios y ponderadores utilizados para medir el IPC y las canastas básicas, con el fin de obtener datos más fieles que sirvan como base para diseñar políticas públicas eficaces en un contexto económico cada vez más complejo y dinámico.