Esta jornada recuerda la fecha en que, en el año 1947, el operador radiotelegrafista Ángel Garay, que cumplía funciones como encargado del Destacamento Policial en el paraje “Paso de los Algarrobos”, le mandó al presidente de la Nación, Juan Domingo Perón, un telegrama donde le describía las nefastas consecuencias sociales, productivas y ambientales derivadas del corte del río por parte de las autoridades mendocinas.
El telegrama indicaba que era “el triste saldo de una larga sequía que sufre la zona”, derivada de la obstrucción del curso de las aguas en la provincia de Mendoza; y precisaba que los pobladores estaban ubicados en las costas de los ríos Atuel y Salado, al oeste de La Pampa próximo al límite con Mendoza.
Esa carta permitió que se dictara la Resolución Nº 50 del año 1949 de la Dirección de Agua y Energía Eléctrica de la Nación, que ordenó con carácter provisorio la entrega de caudales a la Provincia con tres sueltas anuales de siete días de duración cada una, con destino a bebidas de poblaciones y ganado, riego de las praderas naturales y alimentación de represas y lagunas.
El pueblo pampeano sabe del compromiso que genera la lucha por recuperar lo que pertenece a la Provincia, la historia marca el camino hacia la soberanía hídrica.
La carta
La carta que Garay le envió a Perón estaba dividida en dos temas, ya que en el primero reclamaba por el río Atuel y en el segundo pedía por la escuela de Paso de los Algarrobos.
La primera parte de la carta decía lo siguiente (textual):
“Al Excelentísimo Señor:
Presidente de la Nación
General Don Juan Domingo Perón.
De mi mayor consideración
Me dirijo a Vuestra Excelencia con el propósito de hacerle saber las circunstancias criticas por las que atraviesan los pobladores de esta zona.
Soy empleado de Policía, desempeño mis funciones como operador radiotelegrafista, hace un año y ocho meses que estoy en este paraje ‘Paso de los Algarrobos’, como Encargado de Destacamento Policial y de una Radio estación pertenecientes a la Repartición.
Sé que al dirigirme al Señor Presidente de la Nación infrinjo disposiciones dentro de la Repartición a la cual pertenezco ‘El orden jerárquico a seguir’. Pero Señor Presidente, quiero comunicar directamente a Usted la lamentable situación de los pobladores de la zona; todos ellos de situación humilde están perdiendo en su totalidad la producción ganadera que alcanzara a millones de cabezas en su mayoría lanares, pobladores todos, pequeños criadores, los que más capital tendrían sería de 1.500 ovejas, si hoy les quedan a estos 500 animales se cuentan felices, estos, de un capital como el nombrado, se ven hoy con el saldo referido, puede imaginarse Vuestra Excelencia los que tenían 300 o 400 animales, que son la mayoría, están sin nada.-
Este es el triste saldo de una larga sequia que sufre esta zona.-
Pero el hecho de que me dirija a Vuestra Excelencia, es que todos estos pobladores están ubicados en las costas de los Ríos Atuel y Salado, al oeste de La Pampa próximo al deslinde con la provincia de Mendoza.-
En esta zona lo hacen todo los dos ríos nombrados.-
Pero desgraciadamente en esta provincia (Mendoza), se obstruye el curso de las aguas por el cauce de los ríos referidos, para regadío de campos en el paraje denominado “Loncovaca”, que se benefician solamente dos personas según datos que he podido recoger, no ignoro que se utilizaran estas aguas para fomentar la riqueza nacional, pero tampoco escapa a mi poco entendimiento, que se podría dar curso, un periodo discreto, al agua en los dos ríos en cuestión.-
Aquí no son dos personas solamente, señor Presidente, los que claman porque se de largada a el agua, son cientos de familias, que ya ni agua para tomar consiguen, y son millones de cabezas de ganados que se pierden. Riqueza Nacional.
Las familias enteras enteras abandonan este lugar después de haber perdido todo su poco capital, y sinceramente señor Presidente la situación es de profunda tristeza, no tienen agua para tomar en algunas casas, y donde la hay sirve porque no hay otra.
Todo esto tiene solución dejando correr el agua aunque sea cuatro meses al año, por el cauce de los Ríos.
Yo recorro la jurisdicción que me corresponde periódicamente, a caballo y me resulta tan triste el ver la gente resignada a perder lo poco que tienen, y palpar la pobreza de ciertos pobladores, que no puedo menos que comunicar a Vuestra Excelencia esta situación que quisiera describirla sin omitir detalles.
Los pobladores más antiguos en la zona me conversaban, que no han tenido un desastre de tan graves consecuencias como al actual, que ni siquiera animales para el consumo les quedan, cosa que a mi me consta porque tengo que recorrerme 15 o 20 kilómetros para conseguir un animal para el consumo y sin poder permitirme el lujo de comer carne gorda a pesar de que estoy entre los animales, porque no la hay.
Señor presidente esta es una de las causas que me obligan a dirigirme a usted”.
Tras pedirle por la educación para los alumnos y alumnas de la zona, Garay cerraba la carta de esta manera:
“Los pobladores ignoran esta comunicación a Vuestra Excelencia, no he querido comentarlo porque se que será mejor recibido el anuncio de que el Gobierno está interesado en la grave situación, que la promesa de dirigirme a Vuestra Excelencia para que sea factible una solución.
‘Mejor que prometer es realizar’. Como subordinado de vuestra excelencia y orgulloso de ello, cumplo con vuestros deseos.
Señor presidente, al dar término a esta comunicación, mis 26 años argentinos me dicen que cumplo con un deber para mi patria.
Me complazco en saludar con la consideración más distinguida al excelentísimo señor presidente, de nosotros los argentinos.
Angel Garay
Agente Radiotelegrafista Policial”.