Pablo Parra fue acusado formalmente este viernes por el brutal femicidio de Agustina Fernández, la joven estudiante de Medicina. La Fiscalía afirmó que hay pruebas contundentes para acusarlo por femicidio agravado por alevosía y reclamó seis meses de prisión preventiva, mientras que completan las etapas judiciales necesarias para llevarlo a juicio. Si llega a juicio, Parra enfrentará una pena de prisión perpetua.
En una audiencia por teleconferencia, que fue transmitida por Youtube por “el gran interés” manifestado por la ciudadanía, el fiscal Martín Pezzetta describió el caso y presentó las pruebas contra Parra, detenido el jueves en forma sorpresiva ya que meses antes una prueba de ADN parecía descartarlo como sospechoso.
Agustina “alquiló en marzo, tenían una relación de amistad y tuvieron relaciones sexuales. Parra quería un noviazgo, pero ella no. El 2 de julio a ella la visitó un joven. Luego ella salió a comprar y al regresar Parra estaba en la puerta del complejo. Allí la invitó a cenar”, manifestó el fiscal al contextualizar el caso.
Pezzetta graficó que “tuvieron una relación de amistad, con él siendo servicial ayudándola. Parra quería una relación de intimidad, pero ella no quería tener una relación amorosa porque quería recibirse y volver a Santa Rosa. Eso lo manifiestan testigos”.
Dos de las amigas que Agustina hizo al comenzar a estudiar en Cipolletti manifestaron que la joven “le puso un límite” a los intentos de Parra por tener una relación íntima. “Él no aceptó esa situación, siguió adelante y trató de conquistarla. Y en ese momento reclamó por la ayuda que le había dado”, dijo el fiscal.
Según Pezzetta, Parra le regaló un anillo de compromiso e hizo reservas para viajar en pareja a San Martín de los Andes mientras ella tenía pasajes para viajar a Santa Rosa. “El tenía una obsesión con ella, dijeron las testigos”, manifestó el fiscal.
En ese contexto, Agustina tiene un encuentro con otro joven. El acusado “le manda mensajes y la espera en la puerta del complejo”, donde la invitó a cenar y se aseguró que fuese a su departamento.
Para los investigadores, el rechazo amoroso y el vínculo con otras personas fueron los detonantes del crimen que Parra ejecutó siguiendo un plan para intentar salir impune. Pezzetta describió que las puertas del complejo y el departamento del acusado no estaban forzadas y que se pudo descartar a todos los visitantes que habían estado en el edificio. “Las cámaras demuestran que no pudieron cometer el hecho”, dijo el fiscal.
Las pruebas científicas comenzaron a centrar sospechas sobre Parra y descartar la teoría del robo. “No se encontraron huellas de otras personas y el único rastro de calzado detectado en la mesa -que se usó para trepar el muro y entrar por el patio- es de Pablo Parra”, dijo Pezzetta.
El fiscal afirmó, además, que en el alambrado se encontró una tela azul con ADN de Parra. “La evidencia científica que en las puertas de acceso no hay rastros de una tercera persona y en el movimiento de ingreso por el patio hay rastros de Parra”, expresó el representante del Ministerio Público Fiscal.
Según la acusación, una vez dentro del departamento, Parra se valió de su mayor tamaño y fuerza para atacarla. La “joven quiso huir, abrió la puerta y dejó su mano en el marco, pero él cerró la puerta, como evidencian lesiones lineales en su mano”, dijo Pezzetta.
La teoría de la Fiscalía consideró que Parra la sujetó, la tiró al piso y le golpeó dos veces la cabeza contra un mueble y también en la cara. Además, describió que la joven presentaba lesiones defensivas.
Pezzetta aseguró que hay más de 30 testimonios que permitieron comenzar a reconstruir la relación entre Parra y Agustina y las horas previas al femicidio.
El crimen ocurrió entre 19.32 y 19.38, cuando se puede ubicar a Parra en la escena. Ella manda un mensaje a una joven con la que se había encontrado esa tarde. A las 19.36 un vecino del complejo escucha un golpe y a una mujer que dice “pará, pará”. Y a las 19.38 se apaga el teléfono de Agustina.
La fiscalía reclamó seis meses de prisión preventiva al considerar que existe riesgo de fuga y que puede interferir en la investigación generando temor en los testigos.
El abogado Emanuel Roa Moreno, representante de la querella, consideró que se trata de un homicidio triplemente calificado por tratarse de un femicidio cometido con alevosía por una persona con un vínculo cercano. El abogado coincidió en la teoría de la fiscalía y consideró que haber propiciado que la joven estuviese en su departamento es el indicador de la alevosía.
“El ataque que ella sufrió fue salvaje y cruel”, manifestó el representante de la familia de la víctima, que siguió la audiencia desde La Pampa.
Roa Moreno afirmó que “estamos convencidos de que Parra es el autor y que no estamos ante un caso de robo”.
El abogado defensor de Parra, Juan Manuel Coto, no hizo objeciones a las pruebas expuestas ni a la formulación de cargos, pero advirtió que se debe a que asumió la defensa el jueves. Advirtió que la teoría de defensa “es totalmente distinta”.
El defensor sí rechazo el pedido de prisión preventiva. Coto rechazó la teoría de la fiscalía y consideró que se hicieron “afirmaciones categóricas que no son tales” y consideró que Parra “es injustamente acusado”.
Coto aseguró que la fiscalía no tiene evidencia para considerar que es probable que Parra fue el autor y por eso reclamó que no se dispusiera la prisión preventiva.
La jueza Agustina Bagniole analizó los planteos de la defensa en torno a los indicios de participación del acusado y sobre los riesgos procesales.
La magistrada consideró que “hay indicios” para sospechar que Parra es el autor del femicidio. Apuntó a la existencia de huellas en la puerta con la que se golpeó a la víctima, el perfil genético en un trozo de tela y la manipulación de los teléfonos celulares.
En torno a los riesgos procesales, la magistrada consideró que debe extenderse la obligatoriedad de investigar el caso bajo perspectiva de género, ya que hay muchos testimonios “medulares” de amigas de Agustina que podrían sentirse intimidadas si Parra continúa en libertad. “Es de sentido común entender que pueden tener miedo a declarar contra una persona que ha cometido” un femicidio brutal como del que se acusa a Parra.
Ante ese escenario, Bagniole determinó imponer la prisión preventiva. Consideró que “seis meses es un plazo razonable” como una situación excepcional, ya que el plazo de investigación es de cuatro meses. “Es un caso con mucha evidencia, que debe ser analizada y falta prueba por producir”, manifestó.