El próximo martes 2 de mayo se iniciará en los Tribunales de General Pico, provincia de La Pampa, el juicio contra el cura José Miguel Padilla por abuso sexual agravado entre noviembre del 2015 y mayo del 2016 contra Vicente Suárez Wollert, quien entonces tenía 19 años y era seminarista en la congregación religiosa Fraternidad de Belén -fundada y dirigida por el eclesiástico-. El denunciante (27) viajará este martes desde su residencia, en Santa Fe, hasta la ciudad pampeana para presenciar el proceso penal.
Según Wollert, los hechos ocurrieron durante los seis meses que se mantuvo en la congregación. “Fue un lugar y una experiencia muy oscura, tanto por el delito de integración sexual como por todo el contexto de manipulación y de miedo”, señaló la víctima. En esa línea, señaló: “Fue un tiempo donde Padilla me hacia creer que mi familia no me quería, que fuera del convento yo no tenía futuro”.
El joven actualmente es profesor de Educación especial, miembro de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Ecleciástico y se declaró “ateo” debido a que no logró “encontrar armonía ni sintonía” en la Iglesia Católica tras lo sucedido. “Se trata de una comunidad de frailes que fundó Padilla, hacia el años ’95 en La Pampa, junto a otras dos personas que eran compañeros de él en San Luis, el fray Gustavo y el fray Benito”, detalló.
Wollert contó que se acercó e ingresó a la comunidad por vocación religiosa. “Me quedé hasta mayo del 2016, cuando fui expulsado. En la congregación convivían alrededor de 12 adultos, incluyendo dos menores de edad”, agregó. La expulsión, según contó el propio denunciante, se debió a que luego de los abusos y tras enfrentar a Padilla, empezó a “rebelarse”. Y explicó: “De ahí vinieron amenazas, incluso llegó a golpearme y cuando dije que le iba a comunicar al obispo lo que había pasado, me dijo que visite a mis papás para rever mi vocación y yo accedí”.
En el camino a ver a sus padres, fue notificado sobre su desvinculación de la comunidad. “Para no perjudicar lo que creía mi vocación, trataba de seguirle la conversación a Padilla para evitar que el informe (necesario para continuar su vida religiosa) fuera lapidario. Esta comunicación se interrumpió porque comenzó a pedirme fotografías y mensajes con contenidos sexuales”, manifestó. Pasaron cuatro años hasta que el joven pudo realizar la denuncia ante la justicia y por los presuntos abusos vio afectada su salud mental.
“Padilla llegó a decir que yo tenía severos trastornos y problemas mentales, como esquizofrenia. No solo mi testimonio es verídico, sino que no sufro de ningún tipo de trastornos ni patologías, soy mentalmente sano. Pero hasta que descubrí eso en 2021, yo creía en este supuesto diagnóstico”, contó Wollert. Mientras que sobre el acusado, señaló que es una persona “perversa” y que se creía un “luchador” por la corriente ecleciástica progresista que integró.
Actualmente Padilla se encuentra radicado en San Luis, donde es obispo Gabriel Barba, quien le asignó la parroquia de Nuestra Señora del Rosario del Trono y donde “da una misa una vez por semana” dijo el joven. Por otra parte, el debate oral y público del juicio será presidido por María José Gianinetto, jueza de Audiencia de Juicio de la Segunda Circunscripción Judicial, y la fiscal es Andreina Montes, a cargo de la Fiscalía Temática de Delitos de Género.